Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Evolución ¿A favor?

02/03/2024

Las mujeres de ahora mismo necesitamos muchas cosas para ser felices. No sé si nuestras antepasadas soportaron resignadas la falta de tantísimo invento: Televisión, teléfonos fijo y móvil, coche, trámites bancarios, vacaciones en hoteles, ropa moderna, cocina vitrocerámica, coches que van indicando la ruta que se debe seguir...
Pues sí, pudieron, y nuestras antepasadas no sólo fueron muy felices sino que comieron perdices, y cocinadas por ellas al calor de llama, complementadas con pan de miga alta, y artesano, y de postre queso de sus ovejas, elaborado en casa, y regado con un buen vino de sus viñedos. fruta de sus campos, y ensalada de sus huertos. Y ellas, nuestras abuelas no fueron las de la canción de mi abuelita la pobre, algunas fueron propietarias de magníficos casoplones, de los cuales se sienten hoy muy orgullosos  sus herederos. Y en lo relativo al amor: Si la cantidad de hijos tiene relación con la cantidad de amor... aquel amor dio sopas con honda al actual, porque nacieron hijos a raudales, no en clínicas, no en paritorios, todo lo solucionaba la vecina más cercana, pero nacían, la prueba está en que por aquí andamos, demostrando el magnífico resultado. ¿Que había menos probabilidad de trabajo para la mujer? Sí, la mayoría eran simplemente amas de casa, lo cual, según se mire, era una ventaja, porque, ahora, siguen siendo amas de casa, y además oficinistas... enfermeras... empleadas de hogar...
Es que, la mayoría de las mujeres no se conforma con el salario de los maridos, necesita añadidura aunque sea a costa de aumentar su trabajo, porque, lógicamente, de cuanto más dinerillo se disponga más veces se puede acudir a peluquerías, a comprar cosmética  de grandes marcas, y a realizarse esos retoques faciales que están logrando que la mayoría de las mujeres se parezcan mucho entre sí.
Ha desaparecido la propia personalidad, se peinan igual, se maquillan igual... eso no impide que a los maridos les apetezca, a muchos de ellos, sustituirlas, pero casi siempre por otras  parecidas: Pestañas postizas... arrugas borradas... mucho artificio... tatuajes... Y todas dicen «guay» y «estoy flipando» cuando algo les encanta. No sé lo que significan esas palabrejas. Pero ellas tampoco.