José Luis Ibarlucea

José Luis Ibarlucea


Si…, entonces...

19/05/2023

Ante unas elecciones municipales que nos impiden una vida sosegada, algunos ciudadanos con excesiva ligereza afirman que «todo es política». Entendiendo lo político con el sesgo negativo que le daba Carl Schmitt, el abogado predilecto del nacionalsocialismo. Este, en su libro, El concepto de lo político, explica que si en el campo de la moral la clave es la distinción entre el bien y el mal, en el de la estética es lo bello y lo feo y en el de la economía, lo beneficioso y lo perjudicial; entonces el campo a donde nos reconducen las acciones y los motivos políticos es a la distinción entre amigo-enemigo. La cuestión es ¿Qué entiende por enemigo político? Schmitt responde: «Simplemente el otro, el extraño».
En la convivencia con el otro se producen conflictos que no se pueden resolver mediante normas generales previas o apelando al juicio o sentencia de un tercero «no afectado» o «imparcial», sino que sólo puede ser resuelto por los propios implicados determinando si el otro representa la negación de mi existencia. Si fuese este el caso, tendría que decidir «rechazarlo o combatirlo para preservar la propia forma de vida», es decir, si al enemigo se le ve como una amenaza, entonces hay que acabar con él sicológica o físicamente.
Esta concepción de la política, donde el contrario no es un adversario con el mismo derecho a existir bajo el sol, sino un enemigo; es muy frecuente en nuestra sociedad donde se ha introducido un elemento canalla que antes no era tan evidente. Si esta concepción de la política estuviera presente en el candidato a alcalde de tu pueblo, entonces no lo votes. Si es alérgico a la verdad, a la virtud y se hincha con facilidad de vanidad, entonces no lo votes.  Si se reconoce en la escudilla con los corruptos, borrachos y ganapanes, entonces no lo votes. Si la falta de transparencia es todo su patrimonio, entonces no lo votes. No porque los pueblos se vacíen tienen que ser alcaldes los envilecidos y necios. Solo una sociedad enferma vota a depredadores guiados por el instinto de supervivencia y no por el bien común. Si se diera el caso, sería preferible el derecho consuetudinario, con todos los problemas que tiene, a que las hienas cuiden la grey.