Antonio Álamo

Antonio Álamo


Sequedad

04/05/2023

Si se miran las cosas con cierta distancia hay que reconocer que la ausencia de lluvias está arreglando la jornada laboral de unos cuantos periodistas, al menos durante esta temporada. Y es fácil de explicar observando unos cuantos telediarios. Si uno tiene la ocurrencia, y nunca mejor dicho, de encender la televisión justo a la hora de comer descubrirá que tras la sintonía la información se centra a menudo en tres o cuatro asuntos que deben ser de enorme interés para cualquier ciudadano: hay un sol espléndido (1), las playas están saturadas (2), las terrazas de bares y cafeterías están a rebosar (3) y los ingresos derivados del turismo alcanzan una cifra histórica que supera con creces las de años anteriores (4). A estas informaciones se les añaden imágenes de bañistas en playas, turistas en terrazas y viajeros en estaciones de tren y aeropuertos. Y ya está.
Luego, para rematar, viene un anticipo meteorológico y más tarde, para acabar con la información, aparecen unas breves pinceladas noticiosas sobre Ucrania, la inflación, la vivienda, las cosechas, los precios de los alimentos y la llegada de inmigrantes en pateras, naves zarrapastrosas que conviene retener en la memoria. Por si acaso, que nunca se sabe… no debe descartarse que la inteligencia artificial sugiera a los ciudadanos del país que nos suban a ellas para rentabilizar el viaje de vuelta a África. Antes de que se pudran en la orilla nada mejor que darlas una nueva utilidad, con lo cual se cumpliría al pie de la letra una de las recomendaciones del consumo sostenible. 
Y si seguimos mirando las cosas con idéntica distancia habrá que reconocer que a la caracterización que del campo hace Luis Miguel de Dios –la resume en Ceniza- le seguirá después otra igual de devastadora y de más amplio espectro. Lo anticipó un volumen dedicado al agua (nº 132) del Servicio de Publicaciones del antiguo BBV. Aquel monográfico llevaba la impronta de Ricardo Díez Hochtleiner y advertía sobre los inconvenientes de su escasez, que son varios y pueden resumirse en cinco palabras: sequía, ruina, hambre, guerras y muertes. Los negacionistas pueden añadir la sexta: pamela. Sin agua a mano, es muy útil cuando el sol cae a plomo y comienzan los telediarios.