Esa emocionante sesión del Congreso de los Diputados en que se terminaron aprobando por un voto dos Decretos-Leyes, de amplísimo y muy variado contenido, y se rechazó otro con medidas relacionadas con la conciliación y el desempleo, ha sido motivo de muy diversos análisis, opiniones y críticas, sea por la forma en que se desarrolló, sea por los efectos políticos que derivaron.
Un grupo bien minoritario, pero muy condicionante, como lo es Junts con sus conocidos siete votos, utilizó la estrategia de forzar hasta el límite, amenazando con rechazar los Decretos-Leyes que se sometían a convalidación. Finalmente, como quien tiene interés en que sepa que ha perdonado la vida a otro, dejó que se aprobaran no participando en la votación, pues haciéndolo así los votos favorables serían uno más que los contrarios. No alcanzo a ver una forma más grotesca de participar en la vida política.
El precio a pagar esta vez, un compromiso de ceder competencias en materia de inmigración. Y ahí empiezan todas las dudas que podamos imaginar. La primera, que el acuerdo se ha alcanzado entre el Gobierno de la nación y un Grupo minoritario que no gobierna en su Comunidad y parece razonable que la negociación sobre una cesión de competencia se haga principalmente con el Gobierno de la Comunidad a la que se va a ceder, delegar, o transferir la citada competencia. La segunda, que, alcanzado ese acuerdo, no ha sido posible hasta el momento saber con claridad qué era lo comprometido, tratándose de una materia tan sensible en el discurso político y en la acción administrativa como lo es la inmigración. La tercera, que no es de recibo que, con ocasión de votación de un determinado asunto, se pretendan obtener ventajas, aprovechando la necesidad de esos pocos votos, siendo así que lo que se exige, y se obtiene, no tiene nada que ver con lo que se va a debatir y, en su caso, aprobar.
Si se piensa sobre el efecto que puede producir esta forma de hacer política, fácilmente se llegará a la conclusión de que no es un modelo a seguir para un correcto funcionamiento democrático. Así que expectantes estamos para comprobar si lo ocurrido ha sido un "apretón" puntual, que ojalá, y no la primera aplicación de una regla.