Dionisio Lamas Muñoz

Tribunal Libre

Dionisio Lamas Muñoz


Intransigencia

29/05/2023

La intransigencia como la intolerancia, emparentadas con el odio, responden en su filiación como descendientes de la ira y del rencor; son la peor huella de los siglos, que azota a la humanidad; desde ellas, se encienden las contiendas, los enfrentamientos, y las falsedades; por ellas existen gobiernos en el mundo incapaces de superar su neotenia sociológica, lastrando el infantilismo determinista de la necedad, a través de su impronta  callejera, inconformista de la realidad, y fracaso del entendimiento desde posiciones de cerrazón y sectarias. La intransigencia es el confalón de los indolentes y de los inmorales, los cuales no justifican ante nada ni ante nadie su comportamiento, debido a que no salen del proceso ontogenético primario que les describe como seres insociables por antonomasia, y cuyos caracteres les describen como carentes de  valores positivos o éticos, incapaces de aportar juicios útiles a la sociedad; sin embargo, aportan incertidumbre y controversia permanente, como desarrollo filogenético de su conducta violenta y vandálica a lo largo de su convivencia social con los demás.
La intransigencia es la señal inconfundible del ser humano neurótico, incapaz de socializar con el entorno porque no admite el error y pretende estar en posesión de la verdad, solo la suya, por ello su conducta se hace incivil, inasumible por el resto de las personas cercanas. El ser humano intransigente demuestra incapacidad psicológica de socialización, su tendencia es ampararse en la tiranía, en la cual se esconde su frustración filogenética, es decir, su desarrollo evolutivo escaso, a lo largo de su vida en sociedad. Ante episodios de intransigencia, la actitud de la moderación es la respuesta acertada, o el silencio responsable, expresión serena ante la crispación. La persona intransigente, responde a patologías psíquicas cuyas raíces proceden de carencias en los primeros años de la infancia, especialmente afectivas, u originarias de violencia familiar cuyas secuelas traumáticas, permanecen en el interior y se manifiestan en comportamientos intolerantes. Se puede decir que la intransigencia es una enfermedad que acucia y afecta a la humanidad, debido al estado de estrés en que se encuentra el mundo actual.

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