Julio César Izquierdo

Campos de Tierra

Julio César Izquierdo


Amapola

13/05/2023

¡Que bonita es! Canturrea la canción don Tiburcio y se atreve a mover las caderas al más puro estilo de charanga nocturna. Aunque reconoce que sus notas más singulares tienen más que ver con cajas y dulzainas. Incluso el acordeón le resulta más familiar. Tiempo de bailables en la plaza mayor del pueblo, en sesión vermú. Sonríe y recuerda, dejando que los pensamientos se liberen por el comedor de la casa. Y parece que las paredes se vuelven al blanco y al negro, apostando todo al ayer, donde el color lo ponía cada uno a su manera. Se aprovechaban los momentos, los pocos que dejaban libres las labores del campo. Iban de verbena, pero al día siguiente la jarana obligaba a doblar el lomo. Ahora, me dice, se ven amapolas, pues por mayo las flores, también las silvestres, desean homenajearnos con su belleza efímera. Realmente, comenta, vinculo su existencia con la Fiesta de la Cruz, que es la que me trae muchos recuerdos de niñez. Tuve más de una seca, como marca páginas, con una nota que me dejó escrita mi abuela: «Es una especie fanerógama del género Papaver». En fin, malas hierbas para muchos, aunque su presencia ha sido inspiración de poetas, que se dejaron llevar por su intenso color escarlata, atrapados por su magia esférica, atraídos por sus cuatro finos pétalos y sus dos sépalos vellosos. Amapolas para el cantar de los cantares, dejando de lado las estrofas más vulgares. No sé, tal vez me esté dejando arrastrar por la nostalgia -reseña-, porque sus hojas también son ligeramente venenosas para los animales herbívoros. «A lo mejor ya me afecta, ahora que casi ni pruebo la carne". Y calla. Tal vez me las coma. ¿Sabías que sus tallos verdes frescos, antes de la floración, pueden guisarse como las espinacas? Contesto que ni idea. Y las semillas son inofensivas y se utilizan como condimento e incluso en la bollería. Estupefacto me quedo. Bueno, a partir de ahora, miraré lo común con otros ojos. Que me queda claro que en las cosas sencillas se encierran historias increíbles, casi fantásticas. Por cierto, la savia y las cápsulas contienen un alcaloide de efectos sedantes. Lo ideal para relajarse y gritar lo de «cuando nace en los trigales, más bonita está mi niña, cuando a la ventana asoma». Es su cuento. Sea.