Con frecuencia al acudir a restaurantes en comidas de amigos, nos gusta ir a «probar cositas», de manera mucho más informal que en un menú degustación.
Si esto nos pasa en restaurantes de playa, es una muy buena opción, incluso en la parte de entrantes si queremos terminar con un arroz o plato estrella.
Y, probando cositas, fuimos disfrutando unos amigos de la cocina del restaurante Criollo, en Albir, muy cerquita de Altea, en la provincia de Alicante. El restaurante, abierto este año por mi amiga Andrea Alonso y sus familiares, nos dio todo un recital digno de volver pronto y de destacarlo en estas líneas, en base a una fusión con elementos mediterráneos, asiáticos o americanos, como las mejores empanadas argentinas que he comido jamás, rellenas de solomillo cortado a cuchillo, realmente fantásticas. El resto de cositas fueron causitas negras, ceviche de corvina, berenjenas miso, yakitori de chicharrón, canelón de vaca, corvina zarandeada, pluma ibérica y, las partes dulces, unas berlinesas y una chocotorta.
Por supuesto, muy buenos vinos de una selección amplia y muy variada de opciones y estilos acompañaron el homenaje, con el equipo volcado en hacernos disfrutar. La motivación extra que tienen los restaurantes familiares siempre supone un plus de satisfacción, aunque para ellos no sea fácil, pero teniendo claro todos ellos sus roles y las jerarquías, el resultado sólo puede ser excelente, como fue el caso.
Así que pueden apuntar la dirección como recomendación, o mejor como destino imprescindible si acuden a la zona, en la calle Pau Casals 5 de Albir, apenas a 100 metros de la playa Cap Blanc, donde después se puede echar una siesta para reposar la comida.
Enhorabuena a Andrea y familia, ¡Qué bien lo hacéis!