Antonio Álamo

Antonio Álamo


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21/03/2024

Dos de las últimas broncas que salpican a la política española pudieron evitarse y por eso de nada sirve ahora revolver la marmita y echar la culpa al rival aplicando ese viejo principio según el cual nuestras trampas son de menor tamaño que las de nuestro oponente y salen a relucir ahora porque ayudan a tapar las suyas. Como argumento puede gustar o molestar pero habrá que aceptar también que una justificación de semejante índole produce asco e hilaridad. Asco porque da a entender que en la actividad política episodios como los protagonizados por el ayudante de un exministro de Fomento o el de la pareja sentimental de una presidenta autonómica pueden ser aceptados socialmente por los correligionarios de uno y otra. Y también hilaridad porque invariablemente recuerda mucho la impunidad que reflejó El Perich en la portada de aquel volumen de 1970, cuyo título -Autopista (Cuando un bosque se quema algo suyo se quema… señor Conde)- encierra una retranca divertidísima sobre el sentido de la propiedad de algunos miembros de la sociedad de entonces que en nada parecen diferenciarse de otros de la de ahora. Y no deberíamos quejarnos, al menos hemos mejorado en algo, en 52 años hemos pasado del caso Redondela y el España, una, grande y libre al España, mía, tuya y de nuestros amiguetes. Olé. La manera de evitar todo esto era sencilla: rechazando uno las comisiones y mordidas y pagando otro a Hacienda lo que corresponde. Y ya está. Pero no se hizo. Eso sí, a juzgar por las reacciones de quienes defienden o guardan un prudente e incomodísimo silencio en torno a estas dos arbitrariedades de tamaño, incidencia y repercusión pública diferentes, parece ser que prima el objetivo más lamentable. Y eso está ocurriendo ahora en un país donde un palentino, Enrique Fuentes Quintana, indicó ya hace mucho tiempo, en una entrevista, que lo más importante de los Pactos de La Moncloa fue convencer al país de que había que pagar impuestos. Está claro que la mayoría de los dirigentes actuales, independientemente de su color, no pudo saber qué era aquello de pagar impuestos porque cuando murió este hombre, en el año 2007, ellos eran todavía muy jóvenes y no pudieron enterarse de nada… qué mala suerte la de estos líderes.

ARCHIVADO EN: Política, España