Día 24 de abril de 2023. Cementerio Sacramental de San Isidro, en Madrid, pabellón 14, patio 5. Es una mañana soleada, pero triste, demasiado triste para recordar. Este es el lugar en el que han sido depositados los restos de José Antonio Primo de Rivera. Por quinta vez, dos en Alicante y dos en el Escorial, han sido inhumados los restos mortales de un hombre excepcional, único e irrepetible, fundador de Falange Española, fundada el 29 de octubre de 1933. Ochenta y seis años después de su criminal fusilamiento, en el CXX Aniversario de su nacimiento, el homenaje tributado es el de una nueva exhumación. Siento un profundo sentimiento de amargura.
La familia, de una manera cobarde y pusilánime, no ha sido capaz de construir mausoleo o tumba de especial relieve acorde con la talla de José Antonio. Ni tan siquiera se esforzaron en que estuviera limpio, bien acondicionado o cuidado el escenario de –así esperemos que sea- su última inhumación. Merecen todo mi rechazo y desprecio. Para mayor sonrojo, ninguna corona de flores acompañó al discretísimo séquito fúnebre, otrora multitudinario, emocionado, entusiasta y agradecido. Espero, deseo y anhelo que tengan la dignidad  suficiente de renunciar a los títulos honoríficos y nobiliarios recibidos de los que, sin duda alguna, han disfrutado a consecuencia de su insigne apellido. Sencillamente, no son acreedores de tan alta distinción.
Ninguna ley me dictará lo que debo pensar, decir o escribir, por muy eufemística que sea su denominación. Nadie me hará renunciar a mi visión de la historia y de los hechos acaecidos, menos aún a qué memoria y recuerdos debo renunciar, o debo tener sin el menor espíritu crítico. Por supuesto que es tiempo de mirar hacia delante, pero no podemos perder de vista la grandeza política de José Antonio, víctima inocente del odio y la sed de venganza marxista y anarquista.
Ya descansa junto a su hermana, Pilar –fallecida en 1991-, ya sus restos encuentran su reposo cerca de su hermano, Fernando –asesinado en la cárcel modelo de Madrid el 23 de agosto de 1936-. Su ejemplo no será baldío, al menos por mi parte. DEP.