Una vez vivida la experiencia, debo decir que ésta mi undécima participación en el Concours Mondial de Bruxélles ha sido extraordinaria por muchos motivos; la organización croata, la población de Pore, el magnífico buffet que nos dio sustento o incluso el nivel de los vinos catados, habiendo dado mis puntuaciones más altas de todos estos años a una serie de tintos búlgaros fantásticos.
También por las visitas, en mi caso a Motovun, ciudad nombrada Patrimonio de la Humanidad en 2007, donde nos ofrecieron un interesante taller los 5 productores de vino de allí, a la coqueta bodega Kozlovic, al castillo Morosini-Grimani en Svetvincenat o al Relais&Chateau Meneghetti Hotel&Winery en Bale, entre otros lugares.
Muy sorprendido vuelvo con una variedad de uva tinta que tiene enorme atractivo y potencial para hacerse un nombre internacional en los próximos años, la Teran. Sus vinos, tanto rosados como tintos jóvenes o con crianzas de alrededor de 2 años en barrica, son muy interesantes. No tan maravillado con la uva blanca por la que apuestan al máximo en Istria, la Malvasía Istriana, de la que he disfrutado de vinazos con carácter mineral, secos y ácidos para incluso tener potencial de guarda en botella, pero también he probado otros que resultaban menos placenteros, siendo su variedad de uva más destacada considero que aún debe hacerse en líneas generales un trabajo importante.
En cuanto a la gastronomía, hemos podido comprobar mucho más la influencia italiana que las otras que caracterizan su cocina. Buenos quesos de vaca y oveja, fuets riquísimos, más normalito el jamón dalmaciano (pero claro, los que tenemos la cultura del ibérico nos resulta más difícil disfrutar de otros jamones…), pescados frescos bien cocinados, tanto en fritura como a la parrilla, y entre ellos las cigalas, a las que tantas ganas tenía, que cumplieron con creces, dulces y sabrosas. Sopas de verduras o carne mejor que las de pescado, guisos de ternera, muchos platos de pasta, guarniciones de verduras con mucha presencia de espinacas, pimientos y judías verdes, y un hinojo a la parrilla que me encantó. También tuvimos ocasión de probar varios aceites de oliva de categoría, y no hubo ocasión de ostras ni de trufa blanca. Otra vez será.