José Javier Terán

El rincón palentino

José Javier Terán


Mirando al cielo

17/05/2023

Pasada ya la festividad de San Isidro Labrador, a quien los agricultores tienen como patrono muy querido, y al que, por ello, invocan en todo momento, impetrando sobre todo la lluvia en este mes –donde resulta ser oro fino-, rogándole de manera general que proteja sus campos, con los sembrados ahora en plena ebullición y tiempo de crecimiento por excelencia, habrá una imagen que no dejará de repetirse una y otra vez en el agro de nuestra piel de toro y que nos perseguirá allá donde vayamos.
Y es ese constante y permanente dirigir la mirada al cielo por parte de nuestros agricultores, para averiguar si, por fin, van a llegar esas lluvias tan necesarias para el campo en este mes de mayo, dadas las tan escasas precipitaciones que a todas luces venimos soportando desde hace ya tantos meses; o en otro supuesto, para tratar de adivinar si las constantes lluvias de varios días cesan y permiten que salga el sol y ayude a madurar los sembrados. Situación esta última que, evidentemente, no ocurre este año, sino todo lo contrario.
Una imagen esta, que el insigne escritor castellano, Miguel Delibes, dejó descrita con total precisión para la posteridad cuando dijo aquello de que «si el cielo de Castilla es alto, es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo». 
Una expresión que, en nuestro entorno campesino y en el sentir general también, encierra toda una lección de vida y cobra en esta ocasión en concreto una actualidad de primer orden, habida cuenta de la manifiesta escasez en grado tan extremo del agua.  Y, además, con las reservas de nuestros embalses bajo mínimos muy mínimos; hasta el punto de que algunos ya están a cero de capacidad, o lo harán en próximas fechas de no variar la situación actual y ocurra que lleguen las lluvias continuadas por unos cuantos días.
Así que, además de que, de seguir así, nos encontraremos en breve con todo tipo de restricciones en el uso del agua, debiéramos de ser más conscientes todos de la situación y cuidar con un mimo exquisito a este líquido elemento, no malgastándolo de manera innecesaria bajo ningún concepto; porque sin el agua, es evidente que no podría continuar la vida sobre la tierra.