Ilia Galán

Ilia Galán


Patinetes borrachos

01/05/2023

Cuando leo estas páginas del diario suelo encontrarme con no pocas sorpresas, como la noticia de que la policía ha duplicado las sanciones a conductores de patinetes ebrios o drogados. Cerca de esa nueva, emerge otra sobre unas jornadas en torno al patinete eléctrico y una nueva semipeatonalización, y es que todo esto nos muestra el cambio que se está produciendo en nuestras grandes poblaciones. Hace pocos años se introdujeron nuevos sistemas de movilidad, individuales, que con electricidad o ayudando a pedalear, en motos o patinetes y otros artefactos similares, permitían desplazarse con mayor celeridad por nuestras calles cuando las pueblan demasiados coches. Estos útiles parecen menos costosos y muy convenientes, como las bicicletas, sobre todo en urbes que se extienden sobre planicies ya que se ahorra combustible, no se contamina, se llega antes y evitan embotellamientos y todos contentos, hasta que el torpe o canalla atropella a alguien. Por eso han comenzado a pensar cómo regular estos desplazamientos y a exigir seguros a los que patinan por si hay accidentes. La experiencia ha propiciado el inconveniente de forzar la circulación en los carriles de las bicis pues los atropellados quejáronse... ¡qué decir de los que asustan a los abuelitos y niños subidos a estos ingenios mecánicos y amenazándolos con atropellos pérfidos, más cuando están mentalmente deformados por drogas o alcoholes malvados!
Nuestras grandes poblaciones tienden a ser cada vez más caminables o peatonalizadas y hay que compatibilizar eso con los habitantes que en ellas sus moradas tienen pues han de portar maletas o poder acercarse a su portal con el coche a veces y, a la vez, aumentan los ingenios pequeños que ahorran tiempo y fatigas al desplazarse. Cuando esto es posible, parece inútil hacer desplazar un coche que pesa más de una tonelada con un solo conductor y tanto volumen, tapando el paso a otros, si hay disponibles medios menos costosos y más fáciles, pero la práctica se impone, la experiencia es madre de la ciencia y despierta nuestras conciencias. El mundo cambia, mas sea con prudencia, incluso en Palencia.