¿A alguien no le preocupa el sentirse inseguro de sí mismo? Si somos sinceros diremos que nos importa -y mucho-. Podemos reconocer, o no, que estamos siempre, o,casi siempre, pendientes del qué dirán si hacemos esto o lo otro. Pienso que la inseguridad nos acompaña en cada una de las acciones importantes o sencillas que realizamos a lo largo de nuestra vida, corta, limitada, con fecha marcada para un desenlace cierto y cuya fecha ignoramos. Quizá, lo mejor. Inseguridad, la sufren personas inteligentes, a quienes la vida sonríe. Son terreno abonado. Quizá más que quienes no echarían en falta cosas superfluas que jamás tuvieron. Dijo Napoleón: la batalla más difícil la tengo conmigo mismo todos los días.
Es cierto que me cuesta mucho seguir adelante. Hoy amaneció uno de esos días tristes en los que me apetecería ser un caracol y encerrarme en mi concha para comenzar un largo invierno en soledad. Y sé, que el único modo de avanzar es mantener conmigo misma una lucha esperanzada por la normalidad, porque no aspiro a tocar las castañuelas ni a danzar fandangos; me conformo con levantar la tapa del piano, tocar un par de sonatinas medianamente pasables. Luego, lo cierro y leo; y me vuelvo a recuerdos de días de palabra encendida y luz alumbrando la casa. Con poco me conformo y, sin embargo, comprendo que me queda mucho, no en días, el final llegará antes de lo previsto, pero sí en tiempo de esperanza para aceptar que, las cosas suceden. Y, ni la familia que me rodea ni los amigos que me ayudan a seguir, tienen por qué aguantar mis cambios de humor o mi tirón de melancolía. ¿Verdad Javier Marín, Antonio de la Peña, Julián Alonso, Mister de Barcelona, Marta desde Rosario, Beatriz Quintana, May Chaparro, Ludi, Pilar Herrero, Carmen García Guadilla desde Venezuela, Montse desde Bourges, Julián González Prieto, Froilán…?
Caminé por la vida: Hice cosas que me gustaron, disfruté, fui feliz, en compañía, viajé, conocí gentes, aprendí. Ahora, en soledad, me arrepiento de no haber valorado la calma, el dejar pasar el tiempo junto a quien más quise, sin participar en mucho de lo que -pensé- me aportaba tanto. Leo a Machado: Al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar. D. Antonio, querido amigo.