Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Alabanza propia...

20/05/2023

Desde tiempos muy remotos se nos ha inculcado la idea de que nunca debemos autoalabarnos:  Ni guapos... ni listos...ni buenos...¡nada! Según la tradición, ya se encargarán los demás  de ponernos por las nubes, y nosotros, al oírlo, debemos de quitar importancia al tema de dorarnos la píldora, por ejemplo : -Será que tú me ves con muy buenos ojos... -Como me quieres mucho te parezco mejor de lo que soy... -Pero para que refranes y frases no sean unánimes, el mundo entero hace una gran excepción: Los políticos. Ellos, no solamente se auto- alaban, sino que no toleran la no alabanza, ni el buscar un simple fallo a sus comportamientos, ni el que haya alguien que no vea lo invisible. Nada. Cada cabeza política, es una  sentencia. Eso en cuanto a temas presentes. Y si pasamos a las promesas, lo que ellos digan irá a misa, porque según aseguran, hasta el salmón, cuando gobierne el aspirante avasallante, lo tendremos a un euro el kilo, y si nos dejamos gobernar por los, a su juicio ingobernables, tendrá más espinas, y será bocata di cardinale. Los aspirantes a regir nuestras vidas no conocen la inmodestia, nos juran y perjuran que son gente de promesa puesta en mano, y que nos van a sentar en un queso y vamos a morder de otro. Lo que sí que tienen que agradecer al pueblo liso y llano, y sobre todo, obrero, es que jamás exigiremos responsabilidades a sus promesas incumplidas, pero que sepan que las promesas que caen en saco roto, son sólo mentiras, a las que no nos atrevemos a plantar cara porque digamos lo que digamos, siempre llevaremos las de perder, porque ellos son mayoría, y en lo único que están de acuerdo las distintas ideologías, es en que para lo que se unen es para hacernos la mismísima puñeta.  Además como todo es a largo plazo no se puede exigir evidencia reciente.  La gente que escribimos, da la impresión de que tenemos la sartén por el mango, pero ya se encarga la parte gobernante de quitarnos la sartén de la mano y pegarnos un  sartenazo que nos puede dejar patitiesos. Sí, porque para guapos, listos, buenos y nobles, sólo ellos, y ya procura demostrarlo su orgullo desmedido.  Nuestros políticos, muchos, ya no tienen abuela. Ellos son el yo, yo, yo... que nos pone en la boca uno de esos esparadrapos modernos que se pega por los dos lados.

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