Mariti Vela Prieta

Mariti Vela Prieta


Entrega caritativa

16/01/2023

Desde el primer al último aliento de nuestra vida es un regalo. Si lo supiésemos reconocer así, seriamos desprendidos en cuanto hacemos, ofrecemos, recibimos y tenemos. 
Hoy se habla mucho de entregarse a los demás desde múltiples y variados contextos, recibiendo distintos nombres según el caso: solidaridad, generosidad, bondad…, pero nada como hacerlo desde la caridad. Ser generoso es parte de ser caritativo, pero ser caritativo es más grande que simplemente ser generoso.
La caridad es una ética, una forma de estar en el mundo que nos lleva a salir de nosotros mismos e ir hacia otras personas. Lleva implícito el amor verdadero e incondicional que lo da todo sin esperar nada a cambio. Ese amor debería de ser la vocación fundamental del ser humano. 
Numerosas investigaciones revelan que dar a los demás tiene beneficios para uno mismo también, pues nos hace más felices, cosa que mejora nuestra salud, y sorprendentemente es contagioso. Una acción positiva genera otra acción positiva y el ciclo continúa. 
Por razones egoístas, en el mundo que nos ha tocado vivir, muchas personas, consciente o inconscientemente, realizan un análisis coste-beneficio para ver si la recompensa que pueden recibir a cambio de sus generosas y solidarias acciones le compensa o no, haciendo de la entrega desinteresada un negocio que resta validez a sus actos y, a la vez, desalienta a otras personas a seguir realizándolos. 
Enseñemos a nuestros hijos a ser amables, generosos y, sobre todo, caritativos en sus palabras y acciones hacia los demás. Recordándoles que cada día, en la familia, en el colegio, en la pandilla…, habrá alguien que requiere comprensión y ayuda, aceptación o perdón, o un poco más de nuestra paciencia en determinados momentos. 
Y que todos, en algún momento de nuestra vida, necesitaremos que otra persona nos brinde esa entrega caritativa que nos haga sentir personas útiles y agradecidas para que el ciclo se repita.

ARCHIVADO EN: Solidaridad, Salud