Antonio Álamo

Antonio Álamo


Mus

22/02/2024

El resultado de las elecciones en Galicia ha permitido contemplar una imagen un tanto atípica del presidente del gobierno. Atípica por inesperada pero también reveladora porque a simple vista parece indicar que, salvo error de apreciación, no se encontraba a gusto. Por una vez su rostro era distinto al que está acostumbrada la sociedad española y fue captado por las cámaras durante la última reunión de la ejecutiva de su partido. Para alegría de unos, desdicha de otros y curiosidad de terceros, parecía tener la mirada en el infinito como si estuviera en una playa norteña al atardecer mientras observa cómo las olas rompen una tras otra y, posiblemente, haciendo un esfuerzo de contención para evitar que trascendiera públicamente su disgusto. A ver, no tenía cara de contento. Esa imagen es una repetición de la que mostró en una partida de mus un correligionario suyo, portavoz de un gobierno autonómico, cuando, durante la última mano, Domingo Criado, pintor del Grupo Simancas y colega entre otros de Gaona y Cuadrado Lomas (vinculado este a Palencia a través de Calzada de los Molinos), provocó un cataclismo doméstico tan grande como el electoral registrado por su partido el domingo pasado. Doméstico porque fue en un bar, El Esperanto, en el vallisoletano barrio de La Farola, donde residía. Aquel día quien también fuera dibujante de El Norte de Castilla optó por la retórica ante lo que, con bastante razón, consideró una afrenta más y quiso zanjarlo… «tú y yo desapareceremos pero el socialismo perdurará». Fue hace 40 años y aquel día el silencio se apoderó del bar y del barrio entero. Y claro, se acabaron las sardinitas crudas, las tertulias, las partidas, las comidas, los pitillos y la cordialidad recíproca. Los compañeros de ambos, de portavoz y pintor, testigos de un divorcio trenzado con pizcas de petulancia e inconsciencia, intentaron rebajar la tensión pero sin éxito. Salvando las distancias entre uno y otro caso, que son muy diferentes, los rostros del presidente y el portavoz mostraron idéntico rictus. Lo que quedó claro es que uno, tras encajar la amonestación en plena partida, procuró enmendar el desaguisado. Lo que haga el otro es una incógnita en estos instantes pero lo sabremos no tardando.