Editorial

Los caminos a la total sanación van más allá de la farmacia

DP
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En la cocina del Caupa se trabaja a favor de la salud y el máximo bienestar del paciente

Ni hablamos de medicinas alternativas ni nos ocupamos de los presuntos curanderos; tampoco de esos tratamientos y abordajes alternativos de las enfermedades, que pican de aquí y de allá hasta ofrecer al paciente un cóctel de espiritualidad, plantas, aceites esenciales, masajes y meditación, entre otras muchas cosas, desdeñando los avances de la investigación y el adelanto en las técnicas y en la farmacología en ámbitos tan severos como el de los tumores malignos. Al referirnos a que los caminos para recuperar la salud van más allá de sueros, pastillas, inyectables o intervenciones, no renegamos de estos, sino que reivindicamos otros menos conocidos y valorados como el de la alimentación hospitalaria. Es tan importante sentirse bien después de la ingesta del desayuno, la comida, la merienda y la cena, como hacer el ejercicio recomendado para cada patología, huir de las preocupaciones, las obsesiones y el estrés y seguir las pautas de medicación de los especialistas. 

 Una alimentación saludable, equilibrada, controlada por expertos en dietética y nutrición, elaborada a base de productos naturales de la tierra, cuidada y controlada al máxima, además de personalizada en función de lo que cada paciente puede y no puede ingerir ya sea por su enfermedad o por sus alergias o intolerancias; una alimentación que da incluso la posibilidad de elegir, que tiene en cuenta las creencias religiosas y las distintas filosofías de vida, caso del veganismo por poner un ejemplo, que se prepara dentro, muy cerca del enfermo y de quienes controlan su evolución y sus progresos, puede parece, a priori, un ideal, casi una utopía. Sin embargo, es la práctica diaria en el Complejo Asistencial Universitario de Palencia (Caupa), cuyo Servicio de Hostelería-Cocina se mueve atendiendo a esos parámetros. Diez técnicos en restauración, cocineros y gobernantes y medio centenar largo de operarios preparan una media de 350 menús cada día para los pacientes de los hospitales Río Carrión y San Telmo.

Una detenida visita a sus instalaciones deja ver la dedicación, la profesionalidad, la higiene extrema, el respeto escrupuloso a las temperaturas tanto de conservación como de cocción y el esfuerzo por armonizar platos para que no falte ningún nutriente ni sobre algo superfluo. Otra cosa es el gusto y la preferencia de los pacientes, algo que también se cuida, pero que no se puede estar seguro de satisfacer al cien por cien. Lo principal es que sea una comida sana, que se prepare con la supervisión de los expertos en la materia y que busque alimentar, nutrir y agradar. Para contribuir a la curación del enfermo, para que se sienta bien después de cada comida, para que esta no agrave sus preocupaciones o su malestar. Y hecha en casa. Es una buena vía.