Los diez lugares de Sara Medina: De momentos y recuerdos

Carlos H. Sanz
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Citas y lugares imprescindibles para una palentina en la diáspora

Montaña Palentina es sinónimo de fauna: osos, ciervos, verracos.. y bisontes europeos. - Foto: DP

PASIONES: Viajar, el cine y comer bien.

TRAYECTORIA: Periodista de formación, su primera mesa de redacción fue precisamente en Diario Palentino donde realizó sus prácticas durante su etapa de formación. Lleva quince años trabajando en el sector de la comunicación financiera y corporativa en la capital de España, poniendo su pasión por las letras al servicio de las cifras. 

Los diez lugares de Sara Medina

1. La capital durante el Festival Palencia Sonora.  «Es, sin duda, una cita imperdible y marcadísima en el calendario para muchos de los palentinos que vivimos fuera de la provincia; un festival que cada segundo fin de semana de junio nos devuelve una ciudad que aún late (aunque en invierno no lo parezca) y en el que la música es la mejor excusa posible para volver a juntarnos y saltar en el parque del Sotillo, brindar en el vermú de la plaza de San Miguel y, como no podía ser de otra forma, llenar los bares».

2. Los bisontes de San Cebrián de Mudá. «Cuando pensamos en la Montaña Palentina se nos vienen a la cabeza osos, ciervos o verracos, pero en este antiguo pueblo minero hay otros habitantes: una reserva de bisontes europeos llegados del Este de Europa y que, además, es uno de esos proyectos con alma: cuenta con la participación vecinal, contribuyendo a la lucha contra la despoblación». 

3. El Instituto Jorge Manrique.  «Un poco por mi adolescencia en sus pasillos y escaleras, pero mucho por lo imponente que siempre resulta cruzar su puerta, para mí este edificio de Jerónimo Arroyo es más emblemático que su obra maestra, el Palacio Provincial de la Diputación. Y todo un orgullo pensar que por esas aulas pasó Trinidad Arroyo, una de las grandes pioneras de nuestro país: fue la primera oftalmóloga, salvando de la ceguera a Benito Pérez Galdós».

4. La gárgola fotógrafa de la catedral.  «La Bella Desconocida (que el sobrenombre es muy bonito, pero ojalá deje de ser representativo), esconde muchas curiosidades. Una de ellas es un fotógrafo con una antigua cámara de fuelle, colocado entre las gárgolas mitológicas y que la leyenda atribuye a Jerónimo Arroyo (artífice de una de las restauraciones del templo), que parece que decidió jugar con nosotros».

5. El atardecer en el Mirador de Campos. «Autilla del Pino es visita obligada porque es, y razones no le faltan, el balcón a Tierra de Campos. Si el día está despejado, se pueden ver hasta una veintena de pequeños pueblos de la comarca y, sobre todo, se distingue, a lo lejos, el perfil de la Montaña Palentina, que está a más de un centenar de kilómetros. Es uno de los mejores atardeceres de la provincia». 

6. El frontal románico de la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes.  «Parte de mi infancia transcurrió aquí, por las calles por las que en cualquier época del año pasaban peregrinos camino de Santiago. Además de la iglesia de Santa María, Carrión atesora una de esas joyas que han hecho famoso el románico palentino: la fachada de la iglesia de Santiago, donde aparecen (y se conservan excepcionalmente bien) toda una serie de oficios medievales.  Es un imprescindible si hacéis el Camino francés».

7. El viaje al pasado en La Olmeda (Saldaña).  «Muy cerca de Carrión, se puede seguir viajando al pasado en Pedrosa de la Vega, al lado de Saldaña (y aprovechar para comer sus famosas alubias). Allí tenemos la villa de La Olmeda, donde resulta fascinante comprobar cómo vivía una familia romana en el siglo  II a.C: los mosaicos son de los mejores de Europa y, su historia, muy curiosa: la descubrió un vecino por casualidad».

8. Las patatas bravas de La Mejillonera.  «Y para coger fuerzas, un clásico de la capital, La Meji para cualquiera que se haya pasado por su barra para degustar su plato por excelencia: las patatas bravas, que llevan más de 45 años acompañando a los palentinos… y ¿quién no ha oído alguna vez ese grito de los camareros «¡Escocesa!» cuando alguien pide una comanda de mejillones, otra de sus viandas típicas?».

9. El Universonoro.  «Otro clásico, esta vez vinculado a la escena musical de Palencia y su vida nocturna. Nocheviejas, bailes, canciones cierrabares y muchos conciertos para uno de esos bares en los que se es familia. Entre las muchas iniciativas que lleva a cabo, a mí me gusta mucho Música de altura, donde alumnos del Conservatorio tocan en la calle y desde las ventanas de su fachada».

10. La churrería entre las dos estaciones.   «Más que un lugar, es un olor: el de la vuelta a casa, ya regreses en tren o en autobús, porque está en el parque Jardinillos, justo entre las dos estaciones. Sus churros son el mejor despertador de la capital y parada casi obligatoria si viajas a Palencia y cruzas el parque al llegar».