Raíces de Torquemada

Myriam Esteban
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Destaca los orígenes familiares y diversos pabellones deportivos de la capital

Diego Castro en el merendero de su familia - Foto: DP

PASIONES: El judo ha sido desde los cinco años una de sus grandes pasiones, lo que le ha permitido ser doble campeón de España, ser otras dos veces bronce, y noveno en la Copa Europea Rumanía.

TRAYECTORIA: Estudiante de Fisioterapia y  de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Alfonso X el Sabio. Además, está certificado por la Escuela Internacional Neurotrainer, lo que le ha permitido dar conferencias ante cientos de personas en eventos de venta de productos de alto valor (entre 6.000 y 15.000 euros).

Los diez lugares de Diego Castro:

1.El parque del Salón.  «Era el lugar por excelencia donde mis amigos y yo quedábamos a tomar algo los fines de semana que no competía y después de clase. Ahora, cada vez que vengo a Palencia de visita, es el lugar de encuentro, donde parece que, pese al tiempo y la distancia, todo se mantiene igual».


2.Las piscinas del Sotillo. «Tengo muy buenos recuerdos de las piscinas del Sotillo, ya que eran muchas las tardes que bajaba con mi abuela paterna allí a bañarme. Recuerdo los ricos bocadillos que merendaba con ella, mientras jugábamos a las cartas después de habernos dado un buen chapuzón».


3.El embarcadero.  «Otro de mis sitios favoritos de la capital es el río, ya que, en los paseos que daba con mi abuelo, algunos días nos parábamos en una zona en concreto, cerca de la Huerta del Obispo, donde competíamos a ver quién conseguía con una piedra hacer el tiro de rana más lejos».


4.La Ensenada.  «Durante casi 10 años, el polideportivo de la Ensenada fue como mi segunda casa. Durante toda la primaria, recuerdo que tras acabar las clases a las 16,30 horas en Torquemada, mi madre me estaba esperando con el coche para llevarme a entrenar. Allí fue donde crecí y me forjé como judoka. También donde encontré una de mis grandes pasiones, la cual me ha acompañado en todas las andaduras de mi vida, incluso, a la hora de tomar una decisión tan importante como qué estudiar. Además, entre sus paredes y entre combate y combate, conocí a muchos de los que hoy son mis mejores amigos».


5.El pabellón municipal.  «Una vez al año se celebraba la competición de judo en el pabellón municipal. Era muy emocionante y esperado, porque la preparábamos durante meses y al final siempre te acababas juntando con todos los del club. Había veces que estabas con los niños y otras veces en las que competías tú. Después de la competición, nos juntábamos todos los del equipo para ir a comer. Éramos como una gran familia. Tengo muy buenos recuerdos».


6.El merendero de mis abuelos.   «He intentado ubicar mi primer recuerdo allí y no he podido. Prácticamente desde que tengo conciencia he ido en septiembre u octubre a vendimiar. Después de llenarnos de jugo de uva hasta las orejas, comíamos la rica paella de mi abuela. Pero tras la copiosa comida, no nos echábamos a dormir, sino que era el momento más divertido, ya que mis primas y yo nos calzábamos con las botas de agua e íbamos a pisar las uvas. Como premio, bebíamos un poco del mosto que acabábamos de hacer. Hace unos años construyeron en esa finca un merendero que ha sido el punto de encuentro de toda la familia desde entonces. Da gusto ver la enorme mesa llena de caras conocidas (y en muchas ocasiones, también la mesa auxiliar). Cuando se inauguró, yo ya estaba viviendo en Madrid debido a mi carrera deportiva. Fue duro dejar de ver cada semana a mis abuelos, tíos, y, sobre todo primos. Sin embargo, cada vez que regresaba a Torquemada nos encontrábamos ahí. Por eso es un sitio tan especial para mí».


7.La peña Despistaos.   «Recuerdo muchísimas noches de verano sentados en los sofás de la terraza del local de la peña hablando, riendo, pero siempre con música de fondo. Era ese punto de encuentro cada noche después de haber pasado toda la tarde juntos y habernos separado para ir a cenar. Aunque no han sido pocas las veces que hemos cenado un bocadillo del Punto allí».


8.Las piscinas de Torquemada.  «Fueron, hasta que me mudé a Madrid allá por 2018, el lugar en el que más tiempo pasaba en verano. Durante años, los compañeros de mi peña y yo pasábamos horas y horas allí, bañándonos, comiendo, jugando a las cartas, entre mil cosas más. Mi prima y yo no teníamos ni un año (somos de febrero) y nuestras madres ya nos refrescaban en la piscina pequeña. Tengo muy buenos recuerdos de esas instalaciones. Me lo pasaba muy bien».


9.El colegio de Torquemada.  «Cada vez que paso por ahí me lleno de nostalgia. Fue el lugar donde aprendí y donde conocí a algunos de mis primeros amigos. A la hora del recreo salíamos al patio a jugar un partido de fútbol, a los tazos, al pillapilla y a mil juegos más. Fue una época muy divertida. Por todo ello, cada vez que lo veo recuerdos todos esos momentos y vivencias que viví entre sus muros, pero sobre todo, recuerdo el niño que fui y en lo que soy ahora».


10.La Pesquera de Torquemada.   «Recuerdo que algunas tardes quedábamos todos los amigos en el puente e íbamos en bici a la Pesquera con flotadores, las cangrejeras y un bañador viejo para no ensuciarlo de algas. Nos divertíamos mucho».