Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Novedades

26/03/2023

Realmente muy pocas novedades hay en la actualidad política española. Parece que el pasado está de retorno. Cuando nos acercamos a las noticias que los medios exponen, tenemos la sensación de dèja vu. La presencia del profesor Tamames en la tribuna del Congreso de los Diputados nos retrotrae al pasado, ya lejano, de la transición a la democracia. Es como si se hubiera parado el tiempo. Además, al leer la prensa, hallamos noticias que ya vivimos los que conocimos aquellos años. Aquel tristemente famoso caso Roldán con su cohorte interminable de corruptos que ocupaban relevantes cargos de la vida política, lo vemos repetido en la actualidad, con las maniobras detestables que degradan la democracia, como son los casos de Tito Berni y sus secuaces, el conocido como asunto de los eres en Andalucía con el indulto del principal responsable político, como ha ocurrido en Cataluña en permanente estado de corrupción y que ahora se centra en el F. C. Barcelona que amenaza a toda la liga española de fútbol. Parece que la corrupción política goza de impunidad. Ahora que vivimos un año de celebración de elecciones, va a ocupar el primer plano en la actualidad. Los partidos se van a cebar con ese tema, del que todos ellos se han visto afectados en un momento u otro de su reciente historia. Muy llamativo resulta que, en nombre del feminismo más progresista, se hable tanto de sexo. El feminismo clásico siempre fue muy beligerante con el hecho de que la imagen pública de las mujeres las convirtiera en meros objetos sexuales. Sin embargo, el feminismo que predica el nefasto Ministerio de Igualdad no habla de otra cosa. Su política se centra en la actividad sexual con ridículas instrucciones a las mujeres, ilustradas con esas feas imágenes de apareamientos con la leyenda de ahora que ya nos veis, hablemos de sexo y bendecidas con el símbolo comunista del brazo con puño en alto. El  llamativo fracaso de esta política se evidencia en el insoportable aumento de casos de violencia sexual contra las mujeres, incluso en niñas, así como en el beneficio legal que reciben los agresores. En esto, hay que reconocer las lamentables novedades que el gobierno aporta a la vida política española.