Monzón crea una marca propia de sus afamados nabos

Rubén Abad
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El Consistorio lidera el proyecto, en el que también participan Diputación e Itagra. La imagen gráfica ya se está diseñando

Monzón crea una marca propia de sus afamados nabos - Foto: Óscar Navarro

Nabos de Monzón. Ese será el nombre de la nueva marca en la que trabaja el Ayuntamiento de la localidad, inmerso desde hace un año en la recuperación del cultivo de esta hortaliza históricamente vinculada al municipio terracampino. Y es que, como destaca el alcalde, Mariano Martínez, promotor inicial de esta iniciativa hortofrutícola, «el nabo pertenece a la identidad del pueblo, es parte de nuestra historia».

La creación de una marca propia responde al interés del Consistorio en aumentar la producción y comercialización de un producto que quedó completamente abandonado y relegado al consumo doméstico local. Por el momento, no existe una fecha concreta de lanzamiento, si bien se quiere tenerla lista a lo largo de este año. Como paso previo, en la actualidad se está en pleno proceso creativo de la imagen gráfica.

Como punto de partida, se están dando pasos «poco a poco» para que el cultivo vuelva a los campos de labranza de la comarca, afirma Martínez, quien cuenta ya con el respaldo de la Diputación y el Centro Tecnológico Agrario y Alimentario (Itagra), y confía también en que la Junta de Castilla y León y el Gobierno de España se sumen a este «ilusionante» proyecto en próximas fechas. Un afamado producto al que se pretende aportar un valor añadido para que pueda granjearse el reconocimiento del que gozan otros alimentos de la huerta palentina, tales como el pimiento de Torquemada, la alubia de Saldaña, la patata de Herrera de Pisuerga o la cebolla de Palenzuela.

«La siguiente etapa es, sin duda, la más complicada», a juicio del primer edil. No es otra que aumentar la producción en la localidad y su entorno. Y es que la marca Nabos de Monzón no solo se circunscribe a este municipio, sino a toda la ribera del río Carrión (zona histórica de la hortaliza),  con lugares como San Cebrián de Campos, Husillos, Ribas de Campos o Amusco, por poner algunos ejemplos. «Vamos a abrirlo todo lo que se pueda, respetando siempre la identidad del cultivo y teniendo en cuenta las características del terreno», señala Martínez.

CAMPO DE ENSAYO

Un campo de ensayo agropecuario pionero en Palencia, en una parcela de 500 metros cuadrados dentro de una explotación agrícola de Ribas, fue el punto de partida de un estudio en profundidad que se llevó a cabo entre 2022 y 2023 con cinco variedades distintas de nabos: milan rouge, vienés, negro azucarado (con un ligero sabor a almendra), bola de nieve y virtudes. Todas ellas con un ciclo de cultivo que oscila entre los 50 y 70 días. «El problema es que se han perdido las variedades locales, no hay una diferencial», apunta el director del Itagra, Asier Saiz, quien reconoce que empezar de cero es «muy complicado».

De este ensayo se ocupó el agricultor José Carlos González, que ha vuelto a sembrar nabos este año, esta vez solo de la variedad bola de nieve. Y es que si bien milan rouge fue la que «mejor se adaptó a la zona» y la que presentó un «mejor comportamiento», bola de nieve fue la que resultó idónea a nivel gastronómico.

Además, en esta nueva campaña se estudian otras variables como determinar el momento idóneo de siembra, de qué manera hacerlo o la frecuencia de los riegos. Y es que este cultivo necesita para prosperar «un terreno muy ligero, agua abundante y un abono orgánico equilibrado», sostiene Saiz. 

González es un firme defensor del medio rural y de todas aquellas propuestas que tengan que ver con su desarrollo, de ahí que no se lo pensara dos veces cuando el alcalde de Monzón le propuso participar en este «interesante» proyecto que bebe de la nostalgia de no haber visto nunca en el campo este producto local repleto de propiedades beneficiosas para el organismo. Y es que según apuntan los nutricionistas, es diurético al ayudar a depurar el organismo, eliminar toxinas y disminuir la retención de líquidos. Además, al tratarse de un antioxidante, fortalece los huesos y regenera el colágeno.

INFORME DEL ITAGRA

Como complemento al campo de ensayo, y tomando los resultados obtenidos en él como referente, el Itagra elaboró un informe en el que se pone negro sobre blanco todo lo relacionado con este cultivo tan de Monzón como su castillo. Atendiendo a este estudio, milan rouge es la variedad con mayor producción (32,02  toneladas/hectárea), seguido de bola de nieve (27,58), virtudes (25,58), largo negro azucarado (24,46) y quarantina, que cierra el listado con 19,46 t/ha.

Del análisis, al que ha tenido acceso Diario Palentino, se desprende también que la hortaliza prefiere suelos ligeros, bien drenados y ricos en materia orgánica, ya que esto ayuda a mantener la tierra suelta y fértil. Además, aunque en general se adapta bien a cualquier tipo de terreno, su pH debe estar en el rango de 6 a 7.

En ellos se puede sembrar en primavera y otoño a una profundidad de un centímetro en  filas  separadas  entre  30  y  40 centímetros. En este punto es posible  sembrar varias  semillas  juntas  y  luego  adelgazar  las  plántulas  una  vez  que  hayan germinado para que quede una separación de unos diez centímetros entre ellas. Estas podrán cosecharse entre 50 y 60 días después, según la variedad.

En cuanto a las condiciones climatológicas, teniendo en cuenta los resultados obtenidos por el Itagra, crece mejor en ambientes frescos y templados, con temperaturas medias entre los 10 y los 20 grados. «Se puede cultivar en primavera u otoño, aunque se recomienda evitar períodos de heladas. Por  debajo  de  4°C  detiene  su  desarrollo vegetativo, aunque no sufre daños hasta bajar de -2°C», señalan los expertos.

Por otro lado, requiere una cantidad adecuada de luz solar para un buen crecimiento  y desarrollo, pero puede tolerar cierta cantidad de sombra. Asimismo, necesita  un  riego  regular  para  mantener  el  suelo  húmedo,  pero  no encharcado. En concreto, se recomienda regar dos veces por semana, en función del clima de cada territorio, del tipo de suelo y del ciclo de crecimiento, que se divide en germinación (riego abundante), crecimiento (regular), formación de la raíz (suelo húmedo) y madurez (reducción de agua).

Asimismo, requiere  de  una  fertilización  equilibrada  y  adecuada  a  las  necesidades del cultivo con abonos orgánicos, ricos en  nitrógeno, fósforo y potasio. Y conviene actuar frente a plagas y enfermedades tales como el gusano  del  nabo,  la  mosca  de  la  col,  el  mildiu  y el  moho  gris.