"Antes, en las empresas solo había vigilantes. Ahora no"

César Ceinos
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Vigilante de seguridad desde hace cuatro décadas, destaca que Palencia es una ciudad tranquila y que los vecinos agradecen su labor. «Somos el primer filtro y el que hace de informador para que encuentren el lugar que buscan», comenta.

"Antes, en las empresas solo había vigilantes. Ahora no" - Foto: Óscar Navarro

El palentino Julio Escobar Calzada (1961) es jefe de servicio en la provincia de la empresa Vasbe (Vigilantes Asociados al Servicio de Banca y Empresas), la firma de seguridad privada que en la actualidad se encarga de vigilar una treintena de edificios de administraciones e instituciones públicas de la capital. Entre ellos figuran el palacio de Justicia de la plaza de los Juzgados, tres inmuebles de la Diputación (palacio provincial, residencia de San Telmo y centro cultural provincial), varios del Sacyl (hospitales Río Carrión y San Telmo e inspección médica en la capital y los centros de salud de Guardo y La Puebla de Palencia), el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) o el Consejo de Cuentas.En el ámbito privado, sobresale, entre otros, el Centro Asistencial San Juan de Dios.

A punto de jubilarse tras cuarenta años en el sector, explica que se siente «muy identificado» con la marca para la que trabaja en la actualidad, ya que «se fundó como una cooperativa de vigilantes con 100% de capital de Castilla y León y tiene su sede central en Salamanca». «Es la que más servicios cumple en la región y tiene un sello de excelencia europea nunca dado antes a una empresa similar en España», añade.

Comenzó a trabajar en 1983, cuando estas empresas específicas de seguridad privada empezaron a adentrarse en Palencia. «Anteriormente, los vigilantes de las empresas, como Renfe, Campsa o Fasa, eran trabajadores propios a los que juramentaban y les daban un arma. Eran los que protegían los edificios. Después, la Ley de Seguridad Privada de 1994 impidió que las empresas tuvieran sus propios vigilantes. Exigía que la seguridad corriera a cargo de compañías externas», explica.
Siempre ha pertenecido a una compañía específica de seguridad privada. Dio sus primeros pasos en Prosesa (en la actualidad, Eulen) y fue destinado al centro comercial Simago (en estos momentos Carrefour Express) de la calle Gil de Fuentes. «Era el primero de esas características en Palencia», recuerda. A lo largo de su trayectoria pasó por diversas empresas hasta que accedió a la actual.

¿De qué se encarga la seguridad privada en España?
La seguridad privada se encarga de proteger y mantener la integridad física de las personas, de los bienes y de los inmuebles que tiene a su cargo. Creo que esa sería una buena definición.
Tienen presencia en Palencia diversas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FSCE). ¿Por qué se encarga a la seguridad privada la vigilancia de ciertos edificios públicos?
En Justicia, en algunos casos está la Guardia Civil, la Policía Nacional y la seguridad privada. Lo permite la Ley.

¿Cómo acceden estas compañías a vigilar edificios públicos de la provincia?
Está regulado por dos normas. Por un lado, el Estatuto Marco de Castilla y León, que es donde vienen establecidas las empresas homologadas para prestar servicios en la región. Solo hay trece compañías. Pueden apuntarse las que quieran, pero tienen que cumplir una serie de requisitos para recibir la homologación. Entre ellos, figuran, por ejemplo, que tengan central receptora de alarmas (CRA), que dispongan de servicios de Acuda y que no deban dinero ni a las administraciones ni a los vigilantes, así como unas fianzas y una infraestructura. El listado se actualiza cuando pasa determinado tiempo. Por otro, la Ley de Contratación Pública indica que una empresa pirata pueda acceder a hacer estos servicios.

¿Es Palencia una ciudad tranquila para ejercer de vigilante de seguridad?
Es tranquila y no hemos tenido grandes conflictos. No obstante, destaco que recientemente pasamos una época marcada por la pandemia de coronavirus, con confinamientos domiciliarios, en la que los trabajadores de la seguridad privada eran las únicas personas que estaban en ciertos edificios. Cumplió un papel muy importante, sobre todo en los hospitales, con el miedo que había a estar en esos lugares.

¿Dónde tienen, a priori, que afrontar más problemas los vigilantes de seguridad? Supongo que no será lo mismo estar destinado al cuidado del centro cultural provincial que del acceso a un juzgado
En los hospitales. En ocasiones se dan diferentes situaciones peligrosas en las que hay que colaborar con el personal sanitario y protegerlo. Hay veces en las que llega gente muy tensa a estos lugares.

¿Qué relación tienen con las FCSE en la provincia?
Muy buena. Somos complementarios y estamos subordinados a ellos. Por lo tanto, hay una relación bastante directa. Además, existe una unidad de seguridad privada en Palencia que se dedica al control de las empresas. Se ocupa a comprobar que las compañías cumplan con la reglamentación, de que tengamos cursos de formación o de que estemos identificados.

¿Qué quiere decir lo de que cumplen una labor complementaria de las FCSE?
Muchas veces, por poner algún ejemplo, nos piden ayuda en hospitales o en juzgados, explicándonos que no dejemos acceder a determinadas personas. O en el fútbol, cuando hay Policía Nacional y vigilantes y hay que actuar. En este caso, es decir, cuando estamos en una operación con los policías, tenemos categoría de agente de autoridad.

¿Considera que deberían de llevar más protección?
Pienso que el arma es una herramienta disuasoria más. Cuando yo entré, era obligatorio que el vigilante jurado la llevara. Ahora, simplemente, solo se utiliza en servicios muy especiales donde hay dinero o máxima peligrosidad, como en la fábrica de armas o en transporte de fondos. Además, en algunos casos, se permiten aerosoles y otros materiales, como escudos. 

Normalmente, únicamente llevamos defensa (porra) y grilletes. El vigilante de seguridad es, generalmente, una figura disuasoria y preventiva más que actuante, que es de lo que se encargan las FSCE.

¿La sociedad palentina es consciente de la labor que llevan a cabo los vigilantes de seguridad privada en las instalaciones que vigilan diariamente, como centros de salud o edificios de las instituciones públicas? 
Creo que sí y lo agradece. En determinados edificios públicos somos el primer filtro y el que hace de informador para que encuentre el lugar que busca. Además, ya está normalizado que la gente tenga que pasar por un control de detección de metales. 

Puede que al principio se quejaban más personas, pero ahora ya no. Quizá sea un perjuicio, pero, a la vez, también les gusta que se vigile. De hecho, cuando surge un problema se dirigen al vigilante. Preguntan por la seguridad.

Habla de controles. ¿Qué objetos se han llegado a encontrar cuando han mandado a una persona pasar por el detector?
Con los escáneres tratamos de que no se introduzcan utensilios que puedan ser peligrosos. Hay gente que viene con cosas, como cuchillos o tijeras. Una vez entró uno en el Juzgado con un arma de fogueo que se le retiró también.

Las nuevas tecnologías han modificado prácticamente todos los aspectos de la sociedad. ¿Cómo han afectado estos cambios a la seguridad privada?
Se ha producido una variación muy importante con la aplicación de las nuevas tecnologías a la seguridad privada. Ahora existen las CRA, los circuitos cerrados de televisión (CCTV), la videovigilancia, las centralitas de inclusión y los identificadores de matrículas, entre otras cuestiones.

¿Ha facilitado su labor?
Sí. Cumple una función complementaria. Ahora, por ejemplo, desde nuestro puesto del palacio de Justicia podemos controlar todo el edificio gracias a las cámaras colocadas en varios lugares. Observamos si la gente accede por las puertas interiores o si existe algún problema en las salas de espera. La aplicación de las nuevas tecnologías a la seguridad es muy importante, insisto.

Explica que las nuevas tecnologías hacen un trabajo que completa al que llevan a cabo los vigilantes. Con el incremento de las nuevas tecnologías y aspectos que están creciendo en la actualidad, como la inteligencia artificial (IA), ¿piensa que pueden ser sustituidos por completo por las máquinas?
Seguirá siendo complementario, como ahora. En el palacio de Justicia, si no hay vigilantes, la cámara, cuando detecta que entra alguien, saca 74 fotos y lo manda a la central de Salamanca. Después se llama al servicio de acuda y este va. La seguridad existe, pero de otra manera. Incluso, creo que mejor. Abarca más de lo que hacía en el pasado.

¿Qué otros cambios se han producido recientemente en el sector de la seguridad?
Hay una gran novedad que quiero recalcar porque me parece muy importante. Recientemente, el Gobierno central ha creado un título de Formación Profesional de Grado Medio de Técnico en Seguridad, que forma parte de la familia profesional de Seguridad y Medio Ambiente y está vinculado a ocupaciones como vigilantes de seguridad, escoltas o guardas rurales y sus especialidades y otras asociadas a la seguridad pública. Es un curso de 2.000 horas de duración y antes no existía. Será muy positivo.

¿Por qué? Desde el ejecutivo explican, además, que este nuevo ciclo «pretende mejorar la calidad de la formación de los profesionales de las policías locales y autonómicas, ofreciendo por primera vez una formación de carácter profesional para estos empleos»
Porque creo que a la gente a la que le guste la seguridad podrá cursar este grado de FP y le valdrá para trabajar de vigilante de una empresa privada, pero también para preparar oposiciones para entrar a formar parte de las FCSE.

Con esta nueva formación ya no basta que reciban una formación de tres meses. Va a estar dos años estudiando e, incluso, hará prácticas.

¿Qué aspectos cree que deberían cambiar para que los vigilantes de seguridad privada cumplan mejor con su deber?
Como he dicho antes, pienso que el nuevo grado medio es muy importante para que la gente acceda a la profesión con conocimientos ya adquiridos y sepa cómo es la realidad de la seguridad. Por otro lado, creo que hay que reivindicar la figura de que seamos considerados agente de autoridad, al igual que lo son los revisores de Renfe o los auxiliares de enfermería. 

Además, existe la Ley de Seguridad Ciudadana de 2014 (la conocida como Ley Mordaza), pero pienso que sería importante que sacasen el reglamento de esa norma, que nos permitía ejercer la seguridad privada fuera del edificio.

¿Existe intrusismo en la profesión en Palencia?
Aquí no me consta.

¿Cree que los palentinos tienen cultura de seguridad o deberían aprender más de este tema? Me refiero a cuestiones como dejar las ventanas abiertas, no cerrar la puerta con llave o no estar muy pendientes de sus pertenencias cuando caminan por la calle.
En este caso, cada vez demandan más alarmas en los domicilios. Antes no ocurría. Actualmente la gente es más desconfiada y la tranquilidad que había en el pasado ya no la hay.

Pasemos a un plano personal para hablar de las labores más complicadas que ha llevado a cabo a lo largo de toda su trayectoria laboral
Al ejercer de filtro en muchos edificios, necesitas vender una imagen de seriedad, de tranquilidad, de colaboración y de dar respuesta al personal que se acerca a ti.

¿Y alguna actuación que le haya gustado por encima de otras?
No destaco una en concreto. Me gusta ayudar a las personas y dirigirles en estos centros. En algunas ocasiones, están bastante perdidos y nosotros les servimos de mucha ayuda.

Cuarenta años de experiencia en la seguridad privada dan para muchas historias, pero también para vivir en primera persona  los cambios. ¿Cómo era la vigilancia décadas atrás, sin cámaras y sin detector de metales?
Antes era muy rudimentaria. Cuando yo entré éramos vigilantes nocturnos y trabajábamos cuando no había personal de esa fábrica o de ese edificio. Consistía, principalmente, en rondas para detectar anomalías y en llamadas. Esta labor ahora la hace la tecnología.

En la actualidad hay tantos técnicos de instalación como vigilantes, cuando en el pasado solo había vigilantes.
¿Qué requisitos debe cumplir una persona para trabajar de vigilante de seguridad?

La Ley de Seguridad Privada exige la ausencia de antecedentes penales, así como una serie de conocimientos. Actualmente, a los vigilantes los habilita la Policía Nacional por medio de unos exámenes anuales, que mezclan diferentes pruebas. 
Aquellas personas autorizadas reciben un título y pueden presentar su curriculum en las empresas de seguridad privada. Además, existen las especializaciones de vigilante de explosivos y de escolta. Previamente tienen que acudir a una academia durante unos meses, donde reciben una formación, como ocurre cuando queremos sacarnos el carnet de conducir, que vamos a la autoescuela.

¿Qué le diría a una persona que quiere desempeñar el mismo trabajo que usted?
Que si le gusta la seguridad que dé el paso, pero es una profesión en la que se trabaja cuando el resto  de la gente descansa. Durante los sábados, los domingos y en verano es cuando más actividad se demanda en este sector. Es la parte negativa de la profesión.

¿Se demandan más vigilantes que en el pasado?
Hay más demanda, pero solo en casos puntuales, para determinados momentos. Por ejemplo, cuando en un evento reclaman a 60 vigilantes privados. En los edificios, no.