Forjado en el conflicto

Christian S. De la Blanca
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Camavinga, el jugador de moda en el Real Madrid, tuvo que superar vivencias difíciles que ahora muestra en su juego

Forjado en el conflicto - Foto: JUAN MEDINA (REUTERS)

Hay jugadores que llevan redactada en su 'ADN futbolístico' todas sus experiencias vitales. Las vivencias crean personalidades, fuera y dentro del campo, y sobre el césped estas siempre condicionan según qué perfiles de futbolistas. Es el caso de Eduardo Camavinga. El francés se ha abierto paso como titular en el Real Madrid cumpliendo en varias demarcaciones. Esa adaptabilidad y gestión de situaciones bajo presión habla de los viajes de él y su familia: de la República Democrática del Congo a Fougeres (Francia), escapando del conflicto.

Camavinga nació en Micanje (Cabinda), localidad de una de las 18 provincias de Angola. Sus padres llegaron allí huyendo de la guerra en su país de origen, la nación situada a la derecha del cauce del río Congo. De un territorio convulso se metieron en otro, en el que el tercero de los siete hermanos de la familia vino al mundo, ya que Cabinda es una zona peculiar dentro de África.

La provincia, aunque angoleña, está situada fuera de las fronteras de la otrora colonia portuguesa. El territorio se ubica entre el Congo y la República Democrática del Congo, a pocos kilómetros de ambas capitales: Brazzaville y Kinsasa, respectivamente. El Frente de Liberación del Enclave (FLEC) de Cabinda ha reclamado constantemente, por activa y por pasiva, y, por supuesto, por la vía militar, la autonomía de Cabinda respecto a Angola.

Desde 1885, la nación con capital en Luanda estuvo en manos de Portugal, tras la firma del Tratado de Simulambuco, el cual convertía a Cabinda en un protectorado con cierta autonomía. En 1956 la situación cambió, pasando a depender de Luanda y en 1975, con la independencia de Angola, el país tomó el control de la que actualmente es una de sus 18 provincias. A partir de ahí, el FLEC inicia un proceso armado buscando la autodeterminación. Intereses de multinacionales y de algunas de las principales potencias mundiales ponen sus ojos en una zona de mucha riqueza en recursos naturales, sobre todo de petróleo.

Con períodos con focos de mayor y menor violencia, el conflicto nunca ha encontrado una solución definitiva, ya que algunos alto el fuego han sido violados. Esto sucedió en los albores de la Copa de África de 2010, cuando la selección de Togo, a su paso por Cabinda, vio cómo su autobús fue tiroteado por error, dejando varios muertos.

Del fuego a la élite

Huyendo de la guerra en la República Democrática del Congo, Camavinga nació en un país donde la violencia también era norma. Por eso su familia emigró pronto hacia Francia, donde el ahora jugador del Madrid vio que el judo no era lo suyo y sí el fútbol.

Ni siquiera en Europa el mediocentro dejó de sufrir, ya que tuvo que adaptarse a distintos hogares y situaciones después de que, con 11 años, viera arder su casa y sus padres perdieran absolutamente todo.

«Tú nos sacarás de esta situación como futbolista». Su padre lo vio claro, ya que su hijo no tardó en firmar por el Rennes y romper varios récords de precocidad en el balompié galo: es el jugador más joven en debutar en la Ligue 1 y con Francia.

Ahora, en el Santiago Bernabéu, exhibe todo lo que ha vivido con un juego sacrificado, polivalente y siempre cumplidor, porque para llegar donde ha llegado ha tenido que eludir muchos conflictos, algo que traslada al campo mejorando la jugada siempre que pasa por él.