Nueva cita del Festival del Humor del espacio OMY con la actuación del humorista Roberto Chapu, que llega a la capital hoy, a las 22 horas, con un show con el pretende generar muchas risas del público sobre temas muy cercanos. «La sensación que tienes desde el escenario al hacer reír a la gente que te está viendo es indescriptible y engancha a seguir haciendo comedia», resalta Chapu, para el que la risa es inevitable e imprescindible. «Para mí es como el respirar. Me parece totalmente saludable, si no nos volveríamos locos», añade.
Desde muy pequeño, Chapu mostró su particular faceta cómica. «En el colegio y en los campamentos siempre andaba haciendo imitaciones e inventando numeritos. La verdad es que siempre me ha gustado bastante hacer el payasete», asegura, a la vez que reconoce que, aunque era un poco tímido, cuando había alguna actuación se sentía en su salsa y se venía arriba. Fruto de su gusto por la comedia, decidió estudiar arte dramático y empezó a trabajar con compañías de teatro.
Fue en este punto de su vida, hace 20 años, cuando se produjo su primer acercamiento a los monólogos, que le enganchó desde entonces. «Empecé a trabajar con un compañero de Valladolid, que se llama Kiko Gutiérrez, con el que llevaba a cabo un espectáculo de humor titulado Historias de estraperlo, que consistía en un conjunto de sketches a los que empezamos a meter pequeños monólogos», explica. Con el paso del tiempo y a base de mucho esfuerzo e ilusión, «fui haciendo monólogos por mi cuenta hasta que junté un espectáculo de una hora entera», expone. Así, desde el año 2006 no ha parado de trabajar profesionalmente en el mundo de los monólogos recorriendo los escenarios de toda la geografía nacional.
Con la intención de contar historias y hacer reír al público, Chapu afronta cada uno de sus monólogos sin que haya una receta que asegure el éxito. «Vas aprendiendo con el tiempo a base de ensayo y error. La clave es el trabajo, tener tablas y ganas de pasarlo bien y de ir aprendiendo de otros cómicos mejores y con más experiencia», aclara. En ocasiones, los chistes pueden no tener el efecto esperado en el público y el humorista tiene que estar preparado. «Hay que tener fe en lo que se está contando, saber que eres honesto y que los chistes que cuentas quieres contarles porque te hacen gracia. Hay que estar relajado y seguir adelante porque no se acaba el mundo si un chiste no funciona», incide.
El buen humor del cómico vallisoletano se basa en vivencias personales, aunque también queda espacio para temas del día a día con los que se siente identificada la gente. «El ser humano es una fuente inagotable de comedia. Simplemente con observar un poco las posibilidades son infinitas», destaca. Así, el humorista no se cierra a temas concretos en sus monólogos. «Soy bastante irónico con las nuevas modas, con cómo va cambiando el mundo, las redes sociales, las relaciones familiares y las relaciones de pareja, entre otros», considera, tras comentar que a la hora de hacer los chistes no se pone límites, aunque sigue la premisa de hablar de lo que le gusta y de no hacer mofa del débil.
show en la capital. Con su característico espectáculo llega a la capital, que ya conoce bien pues actuó en el teatro Ortega, con Nunca digas palenciano, y también en OMY, donde repetirá en esta ocasión. En relación al monólogo que presentará al público palentino, «tengo ya una idea porque todos los años vas escribiendo partes nuevas y se lo daré a conocer al público. En una hora da para tocar muchos temas. También habrá que hablar un poco de Palencia porque tengo muchísimo cariño a la ciudad y mi mujer es palentina», indica. Al guion que tiene preparado se une la improvisación. «El público es distinto en cada lugar, así que tienes que estar con los seis sentidos y abierto a todo lo que pueda suceder. Es lo bonito del directo», comenta Chapu.
El objetivo del humorista es claro: «Pienso pasármelo muy bien y espero que ese buen rollo se transmita y que la gente se ría mucho. Creo que es un objetivo muy ambicioso», concluye.