Aguilar de Campoo se ha propuesto reunir este domingo (13 horas) a un centenar de personas bailando al unísono en la plaza de España de la localidad galletera la Jota de Aguilar. Detrás de esta iniciativa se esconde el grupo folklórico Alborada de la villa que, con la colaboración del Ayuntamiento aguilarense a través de la Concejalía de Festejos, ha organizado esta actividad que tiene entre sus objetivos poner en valor el patrimonio cultural que atesoran los pueblos del medio rural palentino.
Más concretamente, la intención es dar visibilidad a los bailes tradicionales que se han llegado hasta nuestros días y demostrar que «el folklore está vivo y encender de nuevo la llama si es que se ha apagado en algún momento», señala la portavoz de Alborada, Mirian Ceballos.
Para superar con éxito Reto: La Jota de Aguilar, que así se llama esta curiosa iniciativa, el grupo folklórico está realizando diferentes clases particulares con colectivos del municipio norteño. En paralelo, ha creado el perfil Reto Jota Aguilar en la red social Facebook donde enseñan mediante vídeos los pasos de este baile de factura moderna -la música que lo acompaña también lo es- con el que se pretende fomentar el gusto por lo tradicional entre los vecinos.
Así, ya han realizado un ensayo general en el pabellón que los promotores califican de «exitoso» con gran aceptación de público y también se organizó una masterclass con escolares aguilarenses con al objeto de crear cantera de nuevos bailarines.
Para quienes estén interesados en sumarse al reto, basta con acecarse hasta el punto de encuentro el domingo minutos antes de las 13 horas. No es necesario inscribirse, tan solo tener ganas de divertirse y de demostrar que el folklore sigue formando parte de la sociedad en pleno siglo XXI. «Queremos que los bailes tradicionales se vean y que la gente se muestre orgullosa de sus orígenes», añadió Ceballos.
Quince vecinos integran el grupo folklórico, que se afana en recuperar la música y la canciones populares, poniendo el foco en la tradición oral, los instrumentos y la indumentaria típica. «Son canciones de siempre y por eso gustantan tanto», remata Ceballos.