Tras ganar una gran repercusión gracias a sus numerosas apariciones en las redes sociales, David Cepo llega desde la capital nacional para ofrecer su espectáculo No cruces los brazos, el show con el que lleva «desde principios de año llenando todas las actuaciones cada semana».

¿Cómo fueron sus inicios?
Como todos los cómicos, empecé primero en los bares, con solo cinco minutos de actuación, avanzando poco a poco, sintiendo el escenario y creciendo en torno a él. Después estuve en los espectáculos de micro abierto de Paramount Comedy. Con el tiempo me fui juntando con otros cómicos, me empezaban a llamar, hacía shows más largos y pasaba por varias ciudades en las que, en muchas ocasiones, la gente ni siquiera sabía que iba a haber un monólogo. Acabé dejando mi trabajo de 11 años para dedicarme al humor. Conseguí entrar en Gran Vía y luego fui al programa televisivo de El Club de la Comedia. Al final no dejan de ser avances. Ahora me estoy formando en arte dramático en el Centro Estudio 2 de Manuel Galiana.

¿Cómo de importante es la improvisación en sus monólogos?
Crear historias donde la gente se ríe es maravilloso. La improvisación hace al público sentirse partícipe, aunque puede salir cualquier cosa. Lo importante es que la gente ve que es al momento y lo valora más. Aun así, me gusta mucho el texto.

¿Ha vivido algún momento incómodo alguna vez?
Por ejemplo, a una señora le pregunté si había venido sola y me dijo que su marido había fallecido hace poco. Hay que tener en cuenta que no a todo el mundo le gusta participar. Hay gente que sí, pero no siempre es así. Para eso está el cómico, para intuir si alguien se está sintiendo molesto.  Yo no pretendo reírme de nadie, sino que nos riamos todos juntos.

¿Qué puede decirnos del show que trae a Palencia este jueves?
Es muy parecido al espectáculo de No cruces los brazos con el que llevo de gira desde enero. 

¿Cómo está siendo la acogida del público?
Mejor imposible. A la gente le está encantando. Llevamos desde principios de año y se han llenado todas las actuaciones cada semana. 

Ya ha estado en la pasada edición del festival del humor OMY. ¿Cómo valora al público palentino?
El año pasado la gente estuvo muy agradecida y con muchas ganas de reír. Me sentí muy agusto. Estoy deseando volver este jueves. 

¿Cómo definiría su humor?
Yo hago mucho humor blanco, que se supone que es más suave y ligero que el humor negro, y lo combino con humor absurdo y la improvisación del público. Es lo que me encanta hacer. También podría definirme con dos frases que digo mucho, «pues pa' lante» y «no cruces los brazos que no te entran los chistes».

Tiene gran presencia en las redes sociales, sobre todo en Instagram y TikTok. ¿Cómo de importante son estas plataformas en el desarrollo de su marca personal?
Ahora mismo lo son casi todo. Gracias a toda la gente que me sigue y me apoya en las redes estoy siendo más conocido y las salas se llenan más. Estoy muy agradecido. Estas plataformas me han dado la visibilidad de lo que estoy haciendo ahora, y han permitido que el público que no sabía quién era me conozca.

Actualmente actúa los fines de semana en el Teatro Arlequín. ¿Qué le resulta más difícil, contentar al público cotidiano de cada semana o a los nuevos espectadores?
Cuando te acostumbras a un lugar todas las semanas te puede resultar más fácil salir al escenario. Lo tienes más dominado. Por eso, diría que cuando actúo en Madrid me siento más cómodo. Aun así, las veces que he salido fuera también ha ido todo muy bien. Al final, la gente viene con las mismas ganas independientemente del lugar, así que solo tengo que encargarme de que los espectadores disfruten y ellos hacen el resto.

¿Le reconoce más gente ahora?
Sí. Directamente antes no me paraba nadie. Ahora me paran unas diez personas al día y estoy totalmente agradecido por ello. Además, cuando hay un espectáculo, recibo  unos 100 mensajes las horas antes de gente pidiéndome que 'me meta con ellos'. Lógicamente no puedo atender a todos, pero tengo una gran sensación de gratitud por el apoyo.

¿Qué significa el humor en su vida?
Es una desconexión total del momento en el que lo estás realizando. Para mí, subirme a un escenario es maravilloso, porque da igual como me encuentre antes. Cuando subo me transformo y disfruto como un niño pequeño. Intento que todo lo que se hace en ese momento se vea natural. Aunque  haya tenido un mal día, intento siempre transmitir al público que soy uno más y disfrutar con él. Tanto el blanco como el negro, todo es humor. No importa con quién te metas o la forma con la que lo hagas, los cómicos solo buscamos hacer reír.

También participa en el podcast Aquí hay mandanga junto con Isabel Rey y Andreu Casanova. ¿Cómo está funcionando este proyecto?
La verdad que estoy muy contento. Hemos terminado ya la primera temporada. Ahora está parado, ya que cada uno nos encontramos haciendo una cosa, y porque llegan las vacaciones. Pero, seguramente, después de septiembre empezaremos la segunda temporada. Estamos con muchas ganas.