Fallece en Cevico el primer anciano vacunado contra el covid

Alberto Abascal/ Ical
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En aquella jornada rememoró los días previos a la primera dosis, la expectación con que vivió, la impaciencia porque llegara y la esperanza de que todo volviera a la normalidad

Fallece en Cevico el primer anciano vacunado contra el covid

Áureo López García, de 91 años y que recibió el  27 de diciembre de 2020 la primera dosis de las vacunas contra el coronavirus en Castilla y León, falleció el pasado viernes tras ponerse indispuesto y requerir ingreso hospitalario, según confirmaron ayer a Diario Palentino fuentes de la Residencia Santa Eugenia de Cevico de la Torre, centro en el que residía y donde adquirió notoriedad al convertirse en el primer ciudadano de toda Castilla y León en ser inmunizado contra el coronavirus. El sábado, a las 12,30 horas en la iglesia parroquial de Santa María del Cortijo de Alba de Cerrato, se celebró el funeral por su alma y, a continuación, su cadáver fue conducido hasta el cementerio de dicha localidad.

La residencia de ancianos de Cevico de la Torre fue el lugar elegido por la Junta de Castilla y León el domingo 27 de diciembre de 2020 para iniciar en coincidencia con el resto de comunidades españolas y países de la Unión Europea, el primer ciclo de la estrategia de vacunación frente a la covid-19 establecida por el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad.

En total se vacunaron 82 residentes (la totalidad del centro) y 40 trabajadores. El primer residente vacunado fue Áureo López García, de 88 años, y la primera trabajadora, Domitila Bilbao Calleja.

«El encierro me ha matado porque, hasta el año pasado, me mantenía ágil, al dar largos paseos», se lamentaba Áureo en aquella histórica jornada, en la que señaló que, tras el aislamiento y las medidas de seguridad, que no habían desaparecido del todo, sufrió «un frenazo» que le afectó directamente a sus piernas «tras estar días sin andar». «Aun así, el día que me den libertad voy a ir hasta el molino», mantenía ante los periodistas. 

Una promesa que cumplió, siempre convencido de que la vacuna era la solución al covid. No tenía hijos, pero sí varios sobrinos y aseguraba que había que ser prudente por las generaciones más jóvenes. 

Tiempo después, en sus ojos vidriosos de esperanza y de ilusión, rememoró los días previos a la primera vacuna, la expectación con que vivió, la impaciencia porque llegara y la esperanza de que todo volviera a la normalidad . «Aquí estábamos orgullosos de ser los primeros en recibirla», señaló, porque significaba «ganar algo más de libertad».