«Se pasan momentos complicados, como cuando caen los cohetes»

Pablo Torres
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Laura Alonso, natural de Paredes de Nava y corresponsal de Radio Nacional de España (RNE) en Jerusalén, explica a 'Diario Palentino' sus experiencias y emociones al frente de la cobertura informativa en una situación de conflicto bélico

«Se pasan momentos complicados, como cuando caen los cohetes» - Foto: DP

De Paredes de Nava a la frontera con Gaza. Laura Alonso es corresponsal de Radio Nacional de España (RNE) en Jerusalén, desde donde informa del conflicto entre Israel y Palestina. No es su primera experiencia en la primera línea de batalla, puesto que su trayectoria también la llevó a desplazarse hasta la frontera entre Polonia y Ucrania al día siguiente de estallar la guerra con Rusia. 

¿Se encuentra actualmente en  la ciudad de Jerusalén?
Aquí voy a seguir de momento. Es el sitio donde vivo y el lugar de referencia de la radio para la cobertura en esta zona. Lo que he hecho durante la guerra es trasladarme a la frontera con Gaza para hacer los directos desde allí. Los periodistas internacionales no podemos entrar en la franja, y lo máximo a lo que nos dejan acercarnos es a la zona de los kibutz, que fueron atacados por Hamás el 7 de octubre.  

¿Cómo se vive la situación desde dentro?
Lo que respecta a la parte informativa, tenemos el frustrante problema de que no podemos cubrir la información de primera mano, ya que no podemos acceder a la franja. Tenemos que recurrir a la gente que conocemos de viajes previos a Gaza, a lo que cuentan los compañeros palestinos que están trabajando dentro o a lo que dice el Gobierno. Esperamos que, en algún momento, el ejército levante ese veto y permita a la prensa internacional entrar. Desde el punto de vista personal, es desolador seguir día a día el drama de la gente que vive ahí. 

En cuanto al otro lado del conflicto, la primera semana publicamos mucha información sobre la masacre de Hamás porque pudimos acceder a los kibutz. En ese sentido, el ejércitos nos facilitó bastante las cosas para acceder al lugar de la matanza, y nos mostró las imágenes que habían recopilado las cámaras de seguridad y tráfico. A este otro lado, el trabajo es diferente porque, aunque tengamos acceso a bastante información, hay que separar el grano de la paja. No todo es cierto y hay que comprobar la fiabilidad de las fuentes.

¿En qué momento de su vida decidió que quería dedicarse al periodismo de guerra?
Me he querido dedicar al periodismo desde que leía de pequeña los artículos de Manuel Leguineche.  La vida me llevó por otros derroteros y me acabé dedicando a la información de interior, aunque hice también información parlamentaria y territorial. He tenido retos importantes porque me tocó vivir el final de ETA y toda la emergencia yihadista. Pasé por un breve periodo de información internacional y, posteriormente, me acerqué a las coberturas bélicas con el desplazamiento a Polonia al día siguiente de que empezara la guerra entre Ucrania y Rusia. 

A mí me gustaba la información de Oriente Próximo. Había trabajado esporádicamente aquí y me encantaba esta zona. Tuve la oportunidad de que me llegara hace más de un año esta corresponsalía.

¿En algún momento ha pasado miedo?
Me cuesta hablar de los miedos propios cuando estás contando continuamente la situación que vive esta gente, que está permanentemente bajo bombardeos. Miedo sería tener que marcharte con tu hijo con lo puesto a no se sabe qué destino porque han bombardeado tu casa.  

Es verdad que se pasan momentos complicados, como cuando estás en la frontera y empiezan a caer los cohetes del otro lado o escuchas los disparos de los carros de combate, pero, al fin y al cabo, son temores momentáneos. 

¿Qué opinan sus seres queridos de su trabajo?
Tengo la suerte de tener una familia fantástica que, en esta aventura, me ha sabido apoyar desde el primer momento.

Gracias a todos ellos estoy aquí, aunque cuando uno se dedica a esto se echan de menos muchas cosas. No obstante, me siento muy respaldada por todos. 

¿Alguna vez se ha planteado dejar la profesión?
No he pensado en dejarlo, aunque a mi edad, y con un niño que cumple 5 años el mes que viene, sí que pienso que una vida un poco más tranquila y con un horario más fácil no me vendría del todo mal.

¿Qué le diría a alguien que quiere dedicarse al periodismo de guerra?
Les recomiendo tres cosas: mucha formación, porque uno tiene que saber a dónde va y qué es lo que se va a encontrar; mucho temple para no ceder a las presiones, las gentes o las redes sociales; y saber rodearse de buenos profesionales, ya que en esto de las corresponsalías internacionales se despacha mucho ego y mucho show que no conduce a nada. De lo que se trata es de ser un buen profesional. 

¿Qué siente cuando regresa a su país de origen?
Al principio, uno se siente un poco descolocado, pero  luego se seinte bien y feliz en su hueco original en el mundo.