Las clarisas palentinas rezan para frenar el cisma de Belorado

J. Benito Iglesias
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Los conventos de clausura de la capital, Carrión, Aguilar, Calabazanos y Astudillo piden a las hermanas de Belorado que «recapaciten» y retornen al seno de la Iglesia Católica Apostólica Romana, apelando «a la iluminación divina»

Las clarisas palentinas rezan para frenar el cisma de Belorado - Foto: Bragimo/ICAL

Con mucha sorpresa, incertidumbre, incredulidad y, sobre todo, entre muchos rezos. Así se mostraron ayer consultadas por DP las madres abadesas  de los conventos de clausura de las Clarisas en la capital, Carrión, Aguilar, Calabazanos y Astudillo sobre la situación generada por la comunidad de religiosas de Belorado y Orduña (Vizcaya), tras su anuncio de abandonar la Iglesia Católica para pasar a la tutela y jurisdicción de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, y la llamada Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, que no está en comunión con Roma y cuyo fundador fue excomulgado en 2019. 

Con la discreción lógica que impone las actividades de meditación y recogimiento propias de un monasterio, con opiniones variadas y, también libertad a la hora de expresarse, las religiosas de los cenobios de las Clarisas con raíz palentina, sumaron ayer fuerzas para que las hermanas díscolas «recapaciten» y retornen cuanto antes al seno de la Iglesia Católica Apostólica Romana, apelando «a la iluminación divina».

En el convento de las Clarisas de Carrión, la abadesa, María Micaela Velón, muestra su inquietud en nombre propio al respecto y, por momentos, dureza con sus compañeras de Belorado. «Nos enteramos por un sacerdote a primera hora del lunes y mi parecer es que esto nos va a perjudicar mucho ya que al conjunto de Clarisas a partir de ahora nos van mirar con lupa en lo que hagamos. No quiero faltar a la caridad con estas hermanas que están al margen de la Iglesia y ellas mismas lo han dicho. Aunque ahora afirmen que se lo piensan y que ya lo explicarán, lo que han hecho es desertar y está claro», aevera.

apelar al sentido común. Igualmente, sor María Micaela Velón confía en que cambien de parecer. «Rezo para que el Señor les siga dando fortaleza y piensen en la monja que las dejó al no estar de acuerdo con su actitud. Comentan que son universitarias, pero lo que parece es que tienen poco sentido común cuando se han dejado embaucar. Estoy dolida porque dejen la Iglesia Católica para irse con una secta y que renieguen de su vocación. Sinceramente, han meditado poco y se han pasado cinco pueblos. Pido por favor que recapaciten, que vuelvan al seno de la Iglesia, que dejen el cisma y que todo fue un mal momento y se acabó. Pero que no nos perjudiquen a las demás, que ya lo han hecho bastante», arguye.

La abadesa del convento de Aguilar, Carmen García Rodríguez, señala que las monjas de clausura de Belorado pertenecen a una federación de clarisas distinta a la suya y no mantienen contacto. «Nosotras estamos en la Federación de Santa Clara de Santiago, y ellas en la de Aránzazu, en el País Vasco. Somos hermanas y nos ha conmocionado todo, ya que entendemos que no puede haber ningún motivo para dejar la Iglesia, salvo que se dejen llevar por alguien que las influya mucho. Los nuestro es rezar por ellas mucho y a ver si Dios quiere  y las ilumina para que vuelvan. Creemos que son buena gente, aunque solo las conocemos por referencia y nos consta que hasta ahora han sido una comunidad ejemplar», asevera.

Desde el convento de las Clarisas de Calabazanos, su abadesa, Ana María de la Redención, ofrece una opinión similar. «Hoy -por ayer- se ha comentado y en la misa hemos pedido por las monjas de Belorado.  No sabemos en el fondo por qué han hecho eso ni explicar qué les ha pasado y si todo viene de alguna complicación que han tenido. No podemos decir más», indica.

La abadesa del recinto conventual de Astudillo tampoco puede aportar mucho. «Somos de una federación distinta a la de Belorado y  tenemos reuniones en las que nos comunicamos los acontecimientos, pero de su situación no sabemos absolutamente nada. La noticia de que abandonan al Iglesia nos ha pillado por sorpresa como a todo el mundo. Estoy sorprendida y no sé realmente lo que  ha pasado y el porqué», dice.

En el monasterio de las Clarisas de la capital la opinión sobre la polémica surgida en el cenobio de Belorado apenas cambia sobre la del resto de congregaciones de la provincia, según apunta la abadesa, María Esther Revuelta. «Un sacerdote y un  estudiante de Teología, amigos de la comunidad y de confianza, nos transmitieron la noticia por el teléfono móvil para que estemos al día. Los que podemos decir es que todas las hermanas nos hemos consagrado por toda la vida en el Señor y  no sabemos qué motivos habrán tenido para hacer lo que han hecho y si alguien las ha engañado», explica.