«Hoy mi relación con el fútbol es nula; hay mucha política»

Carmen Centeno
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Hubo un tiempo en que el fútbol llenaba su cabeza y su corazón y ocupaba sus piernas y sus ojos, fijos en la meta contraria, como delantero y buen goleador que era. Llegó a pensar en que tenía muchas papeletas para convertirlo en una profesión

«Hoy mi relación con el fútbol es nula; hay mucha política» - Foto: Sara Muniosguren

Los abuelos y tíos maternos fueron su verdadera familia, con la que vivió y convivió durante los años de infancia y juventud. Nació en la capital palentina en 1958 y se quedó en casa de los primeros, que lo criaron más como un hijo que como un nieto. Recuerda los juegos en la calle «siempre con un balón» y sus clases en el colegio Marqués de Santillana, que no le desagradaba, desde luego, aunque le tiraba más el fútbol. 

Su niñez fue buena porque se sintió en todo momento querido y protegido, aunque no obvia que pasaron «algunas fatigas económicas».
Y porque quería ayudar en casa y evitar aquellas estrecheces y porque le gustaba más el deporte que el estudio, a los trece años empezó una nueva etapa, la laboral. 
«Un tío mío trabajaba en la empresa de Jacinto Díez Dávila, le dijo que yo quería trabajar y entré en la droguería como pinche». Se dedicaba a llevar pedidos, a colocar todos los productos y, cuando terminaba esta faena, salía a despachar. 

«Las mujeres que iban a comprar me querían mucho, era el niño y me trataban muy bien; y es que entonces la gente era más sociable que ahora», asevera.

Hay momentos de la conversación en los que Jesús Rodríguez Matallana, Mata para amigos y conocidos, se emociona. Le pasa cuando habla del cariño, la protección y las enseñanzas de sus abuelos, y cuando sale a relucir el fútbol, que es una especie de hilo conductor de su vida, ya que durante muchos años estuvo tan presente y jugó un papel tan fundamental como el trabajo. 

«Empecé a jugar a los doce años en el San José hasta que Mariano San Martín vino a buscarnos a Mario Cano y a mí y nos llevó al Palencia, la cantera, y yo compaginaba el trabajo y los entrenamientos», rememora. Mata era delantero y marcaba uns veintena de goles por temporada. No lo hacía mal y se veía con posibilidades de jugar en el primer equipo y dedicarse a ello profesionalmente, «pero Palencia es un lugar difícil para darle buenas salidas a su gente y aunque algunos de aquí sí llegaron adonde yo quería, en mi caso no se dieron las circunstancias», apostilla.

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