Lipocromo o melánico. Leyes de Mendel, verde mosaico refracción azul y champú neutro para plumas. Cuando Fernando Sáez, Carlos Rodríguez y Fermín Rodríguez se aficionaron a la cría de pájaros, no imaginaban toda la ciencia que había detrás de la canaricultura. Hoy son tres de los 150 miembros del Club Ornitológico Palentino, expertos en genética, veterinaria y ornitología y, como dicen sus mujeres -según confiesan medio en broma-, tienen la cabeza llena de pájaros.
El Club palentino es, hoy por hoy, el más importante de la Región en número de criadores y calidad de especies. «Algunos de nuestros socios han ganado campeonatos nacionales o mundiales y no paran de llegarnos aficionados de otras provincias, que prefieren asociarse aquí», comenta el presidente, Fermín Rodríguez. Su prestigio obedece a varias causas.
Tienen un almacén para guardar alpiste y otros productos que compran al por mayor, organizan multitud de actividades de divulgación y encuentros entre criadores para intercambiar experiencias, además de los concursos provinciales y regionales, que han llegado a congregar más de un millar de aves.
El aviario de Fernando Sáez parece un pequeño laboratorio genético. Jaulas perfectamente ordenadas, medicamentos, un voladero, lámparas especiales, carpetas clasificadoras... Todo un hotel de lujo para las 164 parejas de canarios, que cruza con minuciosidad para lograr pájaros perfectos (puede llegar a producir hasta 300 crías). Sáez se ha especializado en los canarios de tonalidades rojas, todos ellos descendientes de un cruce con un ave en peligro de extinción: el cardenalito de Venezuela. «En las competiciones, los pájaros se ajustan a unos estándares. Y cuando crías, tratas de que tus canarios se ajusten lo máximo posible a esos estándares». En estas fechas no descuida la concentración. El período de cría comienza en marzo y dura hasta julio o agosto y el éxito en las próximas competiciones dependerá del trabajo de estas semanas. Fernando separa los huevos de cada hembra y los guarda hasta que finaliza la puesta, para después volverlos a colocar en su sitio.
- Foto: DP «Con este proceso, se consigue que la hembra los críe a todos a la vez y, así, ninguno sea más débil», explica Fermín, el presidente del Club. Una vez eclosionan, cuida con mimo cada pollo y cada pareja, empezando por la alimentación. «Esto no se limita al alpiste. Comen semillas germinadas, brócoli, manzana...», comenta Carlos Rodríguez. Y, si algo va mal, los canarios tienen su propia farmacia. «Desde antibióticos hasta fármacos para que las hembras dilaten si se les atraviesa un huevo. Nos hemos convertido en expertos en enfermedades», añade Fernando, que es capaz de detectar si uno de sus pájaros sufre una infección o padece de hepatitis. «Las enfermedades hepáticas son comunes porque comen mucho y no hacen ejercicio, al estar en cautividad».
También es básico cuidar el ritmo circadiano. «Tengo luces temporizadas para simular el día y la noche. Cuando se apaga la principal, buscan su nido para dormir. Si de noche no les dejara luz, las crías morirían porque las madres no sabrían volver al nido».
Los canarios están en pleno proceso de cría - Foto: DP VACACIONES ‘CANARIAS’. Fernando está felizmente jubilado. «Puedo dedicarme a los canarios por completo», afirma orgulloso. Tiene la suerte de que no le gusta viajar. «No puedes faltar un día», subraya. «Cuando otros compañeros se van de viaje, me dejan su llave para que les cuide los aviarios».
El resultado de este trabajoso proceso se verá en agosto, cuando los pollos luzcan, ya adultos, un plumaje de oro. Y es que algunos ejemplares pueden alcanzar precios muy altos en el mercado especializado. «Sabemos de un juez que llegó a pagar más de 4.000 euros por un pájaro. Los más baratos valen 50 euros y de ahí para arriba», señala Fermín.
Cada criador procura especializarse en un color, una especie o una forma física, para poder buscar su nicho dentro de las competiciones. El presidente del club se ha especializado en los canarios gibosos de postura, un canario un tanto monstruoso con el cuello largo, el plumaje ralo y las patas desnudas. «Son unos pájaros horrorosos», bromea Carlos. «Cuando hacemos exposiciones, hay quien nos pregunta si están enfermos». Pero, precisamente, su encanto reside en sus deformidades y en el reto de su crianza, ya que «son mucho más frágiles», según Fermín.
Cada uno encuentra en sus aves un motivo para seguir. Pocas veces es el económico, aunque Internet ha abierto nuevos mercados. «Los líderes mundiales son los belgas, los holandeses y los italianos, pero cada vez hay más criadores de países árabes como Turquía, Kuwait, Marruecos o Qatar». «Cuanto mayor es el palmarés del criador, más fácil es vender los pollos, con gran pedigrí», indica Carlos, especialista en canarios verde mosaico refracción azul. Pero el reto de crear un pájaro perfecto, con el tono cromático deseado casi en cada pluma, es el motor para esta disciplina ornitológica. Un largo aprendizaje a veces tortuoso. Y es que, según subraya Fernando, «por el camino se te mueren muchos pollos».
Sea como sea, están seguros de que el Club Ornitológico Palentino tendrá futuro. Fermín explica que la socia más pequeña es un bebé «y tenemos otra de siete años. En Palencia siempre ha habido tradición, sobre todo entre la gente mayor. Un canario da mucha compañía».