Novena edición del taller de restauración del convenio entre la Diputación y el Obispado, en plena faena desde el pasado febrero hasta julio. Seis meses en los que una docena de restauradores -diez en pintura y escultura y dos en textiles-  recuperarán, según las previsiones que se manejan, medio centenar de obras, 35 de 19 localidades seleccionadas de entrada, 22 de ellas ya con la actuación completada. 

Ayer, la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén, y el obispo, Manuel Herrero, acompañados del delegado diocesano de Patrimonio Artístico, José Luis Calvo, visitaron las instalaciones del Seminario Menor donde, en distintas salas, los restauradores desarrollan su trabajo. «Este taller es una de las colaboraciones más importantes, más interesantes, que tiene la Diputación con  el Obispado», afirmó Armisén, quien añadió que «si hemos llegado hasta aquí  no es por casualidad, es por un compromiso absoluto con el patrimonio de la provincia».  

Un convenio «único» en Castilla y León que «genera empleo, recupera patrimonio y hace que esté en las mejores condiciones para ser un elemento turístico de primer orden». «Nuestro objetivo -incidió-, es preservar nuestro patrimonio histórico-artístico, que con el tiempo se ha venido deteriorando y a veces pasa inadvertido por las propias condiciones que tiene. La  nueva vida que se da en este taller de restauración a las obras hace vecinos y visitantes nos sintamos orgullosos de ello». 

La presidenta de Diputación recordó que el pasado año se restauraron en el taller 50 piezas de 32 localidades, con lo que en el conjunto de las ocho ediciones anteriores, 2014-2022, hay que hablar de 350  de 208 núcleos. Concluido el noveno, serán unas 400. Armisén anunció el montaje de una exposición que dará a conocer la importante labor de este taller en las dos últimas ediciones. La muestra abrirá sus puertas el 10 de junio y podrá visitarse hasta finales de agosto.

El obispo, Manuel Herrero, se ratificó en la voluntad del Obispado de colaborar en esta recuperación de obra importantes para la provincia. Haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco, que dice que Europa está en crisis y propone volver a las raíces, afirmó que el taller de restauración, «en cierto modo nos entronca con nuestras raíces y nuestra historia. Las raíces no están secas, pero esto es como una lluvia que viene y necesitamos sobre lo que somos, nuestra trayectoria». Hizo referencia a que la mayoría de las obras que se restauran son religiosas, y es que «una de las raíces es la fe cristiana, y es digno que nosotros que lo hemos recibido, también lo mantengamos y lo entreguemos a las futuras generaciones».

El delegado diocesano de Patrimonio Artístico, José Luis Calvo, desgranó arziprestazgo por arziprestazgo las obras que han pasado y pasarán por las manos de esta docena restauradores, entre las que destacó la Virgen de Villafilar, de Cisneros -del siglo XII, una de lastres más antiguas de la provincia-, La Transfiguración de Juan de Villoldo, que ya se puede admirar en la catedral; dos tablas de Juan de Tejerina -Natividad y Anunciación- de la iglesia de San Juan Bautista de Santoyo; Natividad, de Mazuecos de Valdeginate; textiles de la seo -capa y dalmática de corales;  Santa María Magdalena del siglo XVII -estuvo expuesta en Renacer y es la «mejor escultura barroca que tenemos en la provincia»- , de Población de Campos; las tallas de la parroquia de Pomar de  Valdivia-; y el Ecce Homo atribuido a  Alejo de  Vahía de la parroquia de Santa Juliana de Santillana de Campos. Otra de las piezas que ha despertado interés es la reliquia del beato  Oveco (Beato de Valcabado), en la que se ha fijado el Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León. También avanzó José Luis Calvo que se restaurará el pendón de Ligüerzana.

La institución provincial mantiene de manera importante su apoyo a este programa, que vuelve a dotar con 240.000 euros consignados en el presupuesto de 2023 (un 26,5% más que en 2021), el doble que lo aportado hace seis años.