Una Madre con su dolor compartido

DP
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La procesión de La Soledad de la Virgen cambió este año su recorrido y fue incorporando a lo largo del mismo advocaciones marianas, que ya en la plaza de San Francisco se congregaron

Una Madre con su dolor compartido - Foto: Sara Muniosguren

La procesión de La Soledad de la Virgen es una de las más singulares de la Semana Santa de Palencia y una de las pocas que se celebran el Sábado Santo a lo largo y ancho de la geografía nacional. Concebida como homenaje de las mujeres palentinas a Nuestra Señora, de ahí que manolas y autoridades femeninas luzcan la banda dorada (Juan I premió con el privilegio perpetuo a las mujeres de Palencia como caballeros de honor y portar la banda de oro que las igualaba).

La procesión retomó el carácter especial que ya se dio el pasado año, cuando se cumplió el décimo aniversario de la declaración de Interés Turístico Internacional de la Semana Santa capitalina, al convertirse también en un hermanamiento con el resto de la provincia, por lo que se sumaron cofradías que tienen su advocación en la imagen de Nuestra Señora de la Soledad. Así cofrades de Paredes de Nava y Baltanás (faltó Astudillo) fueron recogidos por los hermanos de la Soledad en el palacio provincial después de recorrer la imagen titular  la distancia entre la capilla y Diputación, donde esperaban las autoridades, que fueron saludadas por el hermano mayor de La Soledad, Antonio Maté, y el secretariado diocesano de Cofradías, Dionisio Antolín, y un buen número de personas. 

Además, en esta ocasión los cofrades de La Soledad estuvieron acompañados de la banda de cornetas y tambores vallisoletana del Santo Cristo de la Preciosísima Sangre de Jesús. A día de hoy, es una de las bandas referentes en  Valladolid, requerida en multitud de ciudades, tanto en la Comunidad de Castilla y León, como en el territorio nacional. 

Esta Semana Santa como novedad, dado que en la procesión participan muchas imágenes cargadas a hombros, con el objetivo de agilizar el desfile la organización cambió el recorrido y  suprimió el acto de encuentro de todas las cofradías en la plaza Mayor. Así, los hermanos de La Soledad fueron recogiendo al resto de las cofradías a lo largo del recorrido, jalonado de cientos  de personas en una tarde veraniega que no quisieron perderse ningún detalle que, como es cada mas habitual, quedan inmortalizados merced al teléfono móvil.  Así, en La Cestillla y plaza de Isabel la Católica se incorporaron  Nuestra Madre Dolorosa (anónimo, siglo XIX) y Nuestra Señora del Perdón  (Óscar Salmerón, 2018); y en puntos como  la calle Pedro Romero, el cruce Barrio y Mier y Juan de Castilla Nuestra Señora de la Vera Cruz (Melchor Gutiérrez, 1997), Virgen de los Siete Dolores (Vicente Espinet, 1906) y Nuestra Señora de los Ángeles, Esteban Sánchez Rosado,  2017) y en plaza de León Nuestra Señora la Virgen de la Amargura (Vicente de los Ríos, 1955). 

Una vez incorporadas todas las cofradías, la procesión  se dirigió a la plaza de San Francisco donde se celebró el acto de despedida y se entonó La Salve. Se vivió así uno de los momentos que resultan más emotivos en la recta final de la Semana Santa palentina.

origen. Esta procesión en 1997, cuando la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad se plantea recuperar una en la que las mujeres acompañan a la Virgen un día, además, el Sábado Santo, que la Iglesia dedica a contemplar su figura. En su recuperación se decidió que no solo procesionara la imagen titular de la cofradía, sino que se invitaba a participar a todas aquellas Vírgenes que procesionan con las distintas cofradías penitenciales de Palencia. 

La procesión es única en todo el territorio nacional, puesto que no es común que se celebren procesiones el Sábado Santo -puesto que solo se permitió a partir de la reforma litúrgica emanada del Concilio Vaticano II-, ni que participen advocaciones marianas del resto de cofradías.

El programa de procesiones incluye la del Dolor, con Nuestra Señora de la Vera Cruz ataviada de riguroso negro y al pie de una cruz desnuda, que se incorporó a la de La Soledad de la Virgen.