En una familia tradicional, la Navidad ha tenido siempre un significado mucho más amplio que el meramente religioso, aunque, en el fondo, es el total y único protagonista. La magia colectiva se manifiesta festiva cuando se perciben sentimientos, pensamientos y emociones de los demás, con ese característico reconocimiento de cada uno. Es decir, como ilusión del individuo en sintonía a una sólida empatía emocionante: al Nacimiento. Desde la célula más pequeña de la sociedad, como es la familia, implica ya en sí misma motivación de ayuda, una manera de refugiarse para crecer. Aristóteles afirmaba que el ser humano es un animal político y siente necesidad juntarse con otros semejantes para poder realizarse como individuo. Ese es el germen del arranque de una sociedad.
La magia de la Navidad nos aproxima a la empatía, los niños se implican en la ilusión de otros, poniéndose ellos mismos en tensión de conjunto. La decoración con motivos navideños es el primer paso al tiempo de magia, la música, las luces, los sabores, olores, regalos y siempre los recuerdos que permanecen en la memoria. Todo nos traslada a la ilusión, como sentimiento de satisfacción a la espera de conseguir algo nuevo, una renovación de amor. Es tiempo para pensar, pero con la invitación a llevar el pensamiento a lo más alto, a lo grande: nos quedamos con las ideas que nos gustan, aquellas de las que estamos orgullosos y desechamos automáticamente las nocivas.
Cada uno rememorará situaciones buenas y en otras ocasiones desgraciadas, porque la Navidad es un saco de recuerdos y emociones. Pero está claro que no podemos vivir en una dualidad continua, debemos de ser conscientes de cuando estamos conectados al dolor le concedemos la importancia que no se merece. Todos, en el fondo, somos un poco actores y, dependiendo del entorno o la relación, vamos actuando de una manera u otras desde varios planos y perspectivas. Recuerdo la letra de una canción de Gloria Estefan que nos sirve para iniciar este tiempo de magia e ilusión: «Más allá del rencor, de las lágrimas y el dolor, brilla la luz del amor dentro de cada corazón. Ilusión: Navidad».