Los almendros ganan terreno en Palencia

Alba Míguez (Ical)
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Es un cultivo que está en expansión por su rentabilidad y por su resistencia, cada vez mayor, a los fríos inviernos de Castilla y León

Los almendros ganan terreno en Palencia - Foto: Brgimo ICAL

Los almendros ocupan cada vez un mayor número de hectáreas en Castilla y León pese a que todavía están lejos de convertirse en un cultivo mayoritario. La evolución del sector agrícola permite que los profesionales apuesten por producciones mecanizables, cómodas, rentables y resistentes. Es por eso, que la superficie de leñosos aumenta año tras año. 

Se trata de un cultivo en expansión pese a que las heladas y bajas temperaturas son su peor enemigo. La innovación y el tratamiento de semillas hace que las variedades sean cada vez más resistentes a los fríos inviernos de la Comunidad. La siembra de almendro en provincias como Palencia se ha convertido en una alternativa al cereal al necesitar muy poca mano de obra puesto que prácticamente todo el proceso está automatizado, y además es mucho más rentable.

«La genética ha avanzado mucho y plantamos variedades que florecen de forma muy tardía para que esa climatología adversa encaje más o menos con la época de floración», explicó Blas Donis, propietario de una plantación de almendros en San Cebrián de Campos. Pese a que no es un cultivo tradicional, hace tres años que apostó por él y, a día de hoy, ya está recogiendo los beneficios. Sin embargo, y al contrario que en provincias como Valladolid, Ávila o Zamora, en Palencia sigue siendo minoritario.

Una de las condiciones para que la tierra entregue sus frutos es que tenga poca cal ya que puede ser muy perjudicial. «Los agricultores que se quieran animar a sembrar almendro deben saber que puede ser en un terreno normal, pero con tan solo una pequeña proporción de arcilla», explicó Donis al tiempo que recuerda que se trata de un cultivo de regadío que, sin embargo, no necesita una gran cantidad de agua para salir adelante. 

MAYOR RENTABILIDAD

«Necesitan agua, pero no una cantidad exagerada. Este cultivo puede requerir entre 3.500 y 4.000 metros cúbicos por hectárea frente a los 9.000 que necesita, por ejemplo, la remolacha». En cuanto a los beneficios, con una remolacha se pueden obtener unos 1.000 euros mientras que el almendro puede generar entre 3.000 o 4.000 euros de beneficio y necesita tres veces menos de agua.

Tiene otra ventaja, y es que, aunque inicialmente requiere de una fuerte inversión, «se trata de un proyecto a futuro». «Si haces las cosas bien, al tercer año ya puedes sacar cosecha, mientras que con cultivos de cereal, si te descuidas, puede pasar mucho más tiempo hasta conseguir una producción decente», señala el productor en declaraciones a Ical. 

De hecho, la estimación para este año en Castilla y León es conseguir una media de 1.200 kilos de pepita de almendra por hectárea o incluso se pueden alcanzar los 2.000. «Esta variedad nos permite que si cae alguna helada temprana se pueda salvar una parte de la flor», apunta.

Ese fue uno de los principales motivos por los cuales Donis decidió arriesgar y apostar por este cultivo, aunque también influyó el hecho de que las explotaciones de almendro sean «muy cómodas» y estén altamente mecanizadas. «Hay que tener en cuenta que no es fácil de encontrar mano de obra y en este caso no es necesaria», explicó Beatriz Barcenilla de Agrobarcenilla, empresa palentina de asesoramiento al agricultor y distribución de semilla.

De hecho, hasta Palencia se trasladaron desde Agromillora, una empresa líder a nivel mundial en el sector viverístico y dedicada a la innovación en el sector agrícola. Eligieron la provincia por ser una de las zonas más frías de la península para poder ponerse a prueba. «Lo que estamos haciendo son demostraciones para que los agricultores palentinos conozcan que hay otra alternativa al cereal o la remolacha y vean que se trata de un cultivo muy sostenible y eficiente», explica su responsable de la zona norte, Benjamín Crespo.

Pese a todo, reconoce que hay «cierto temor» a apostar por la plantación de árboles ya que existe la creencia de que tienen más posibilidades de desarrollar enfermedades,  pero eso «ya no es así gracias a la genética y la agronomía». «A veces, es el miedo a lo desconocido y lo que queremos es que cada vez se animen más o incluso vengan aquí donde ya está plantado y consulten con el agricultor para que puedan despejar todas sus incógnitas y perder ese miedo», subraya.

ASESORAMIENTO

Además de la propia experiencia, hay técnicos especializados que pueden asesorar al agricultor y ayudarle en todos los pasos necesarios para conseguir una rápida y alta rentabilidad. Barcenilla insiste en que este cultivo presenta  otra ventaja en cuanto a los créditos de carbono, que es la forma en la que la industria compensa al agricultor por todas las emisiones de carbono que su cultivo es capaz de absorber. «No es lo mismo la cantidad de CO2 que absorbe un trigal que un almendro. En el caso de este último es muchísimo mayor por lo que la retribución que percibe el agricultor será también mayor y recibirá más créditos por su explotación», apunta.

Por ello, solicitan a la Junta que apueste por el cultivo y diseñe ayudas específicas. «Lo que antes era impensable, ahora es posible gracias a las variaciones que florecen más tarde y son capaces de esquivar las fuertes heladas. Es necesario apostar por ello y respaldar a aquellos agricultores que arriesgan», concluye.