Editorial

Once familias descubren las ventajas de la vida en los pueblos

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Los centros de desarrollo rural insisten en la necesidad de poner viviendas en alquiler o en venta

Desde 2021 han sido once las nuevas familias que se han sumado a la provincia a través del programa de sensibilización y concienciación sobre la despoblación y la necesidad de emprendimiento, que lleva a cabo a nivel nacional la Confederación de Centros de Desarrollo Rural (Coceder), y que en Palencia gestionan el CDR de Carrión de los Condes y el CDR Carrión-Ucieza, con sede en Monzón de Campos. Sus responsables reconocen que podrían haber sido más, puesto que existen ofertas de trabajo y posibilidades de negocios en distintas localidades, al igual que gente interesada, tanto española como extranjera, en cambiar su vida en una gran ciudad por la tranquilidad del campo, pero el programa se ve seriamente condicionado por la falta de viviendas en alquiler. En algunos momentos puede ser frustrante la búsqueda de un piso o una casa y la negativa de los propietarios a arrendarla o a venderla. 

Desde los centros de desarrollo rural insisten en que es ese punto, el de la vivienda, el que más llama la atención y mejor apuesta por la repoblación, y no entienden las reticencias de los dueños, más sabiendo que las gestiones las están haciendo a través de un programa, que llevan técnicos en la materia, conocedores del medio rural.

Si a un pueblo llegan nuevos grupos familiares, con hijos, es más factible mantener abiertos los colegios, el consultorio médico, la farmacia, alguna tienda y otros negocios, pero para ello hace falta que encuentren su espacio vital. 

Quienes han tenido esa suerte -y esa determinación, también es preciso apuntarlo- están contentos y declaran que ha sido una de las mejores decisiones de su vida y que en su nuevo pueblo se sienten aceptados, respetados y queridos. Frómista, Villanueva de los Nabos, Carrión de los Condes, Abia de las Torres, Villarmentero de Campos y Villamoronta son los lugares de asentamiento, pero insistimos, en que pueden ser otros, con más o menos servicios o dotaciones, pero igualmente acogedores, rodeados de paisajes diversos y aptos para distintas actividades, siempre y cuando los interesados en acudir encuentren la receptividad necesaria a la hora de hacerse con un inmueble, tanto para residir como para habilitar su centro de trabajo.

Es posible que muchos se muestren escépticos respecto a programas como este o a iniciativas públicas como el rehabitare, que está devolviendo al uso viviendas que se encontraban cerradas. No son panaceas, naturalmente, ni van a resolver un problema de calado como es el envejecimiento de la población y el vaciamiento de los pueblos, pero contribuyen por goteo a mantener con vida y con cierto dinamismo alguna zonas.