Un viaje por tierras con un importante pasado

César Ceinos
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"La provincia tiene localidades con una gran historia que fueron apreciadas por la nobleza", explica Juan Francisco Sanjuán, autor de la serie de artículos 'Pueblos de Palencia'

Dueñas es una de las localidades que destaca Sanjuán - Foto: Juan Mellado

Amusco, Cobos de Cerrato, Itero de la Vega, Villaviudas, Saldaña, Santa Cecilia del Alcor, Valdecañas de Cerrato, Calabazanos, Ampudia o Herrera de Pisuerga son algunas de las paradas del recorrido por tierras palentinas de Juan Francisco Sanjuán Benito (Duruelo, Segovia, 1948). Apasionado de la Historia, en muchas de las localidades que ha ido conociendo desde hace décadas anotó en un cuaderno datos que consideraba de interés para luego escribir sobre ellas, al igual que ha hecho en los viajes que le han llevado por diversos países del mundo.

Esas notas y apreciaciones personales, aderezadas por varias fuentes documentales más, utilizó para escribir la serie Pueblos de Palencia que se ha publicado cada domingo en Diario Palentino desde abril del pasado año y que aún se puede leer en la edición digital del decano de la prensa palentina. En el primer episodio llevó a los lectores hasta Aguilar de Campoo, donde destacó, entre otras cuestiones, los pasos de Carlos I de España y V de Alemania por la villa y sus lugares de interés, como el castillo, la plaza de España, la colegiata de San Miguel, la iglesia de Santa Cecilia o el monasterio de Santa María la Real.

Después de un viaje de casi sesenta etapas que concluyó recientemente en la capital y sus puntos más característicos, entre los que citó la catedral, las iglesias de San Lázaro y San Miguel, el museo diocesano y el Cristo del Otero, este viajero segoviano explica que «Palencia cuenta con la peculiaridad de que existen muchas localidades con un castillo, un palacio o un monasterio que atesoran mucha historia detrás». «Tienen una riqueza extraordinaria. Eso es lo que destaca de Palencia por encima de otras provincias más extensas en territorio, pero sin las construcciones que hicieron que floreciera una sociedad opulenta en determinados momentos», declara antes de lamentar que alguno de ellos «esté semidesértico» hoy en día.

Además, recuerda que la provincia fue el escenario de peleas de la nobleza e incluso de pasajes que protagonizaba la propia corona. Como ejemplo, comenta que Dueñas estuvo muy vinculada a los monarcas y que en 1470 nació la primera hija de los Reyes Católicos, Isabel, o que en Autillo de Campos fue proclamado rey Fernando III en la iglesia de la villa. «En los pueblos de Palencia se ha cocido mucho de la historia de Castilla y León», declara el segoviano, autor, entre otros libros, de La forja de un imperio (Punto Rojo, 2022).

La Reconquista, la Guerra de las Comunidades de Castilla y la Guerra de la Independencia son algunos de los acontecimientos históricos que también dejaron su huella en la provincia y que Sanjuán recoge en diversas localidades, como Torquemada, que fue saqueada e incendiada en julio de 1808, u Osorno, donde declara que un destacamento de caballería francés fue extremadamente beligerante y provocó la ruina de la iglesia parroquial y la quema del palacio de los Alba y su cerca.

Pero no toda la historia que recupera el colaborador de DP está relacionada con conflictos bélicos. También hay espacio para el Camino de Santiago en localidades como Carrión o Villalcázar de Sirga; la construcción del Canal de Castilla, una obra que siempre le ha «llamado la atención» y que ha plasmado, como no podía ser menos, en localidades como Alar del Rey o Ribas de Campos. El progreso de la provincia también se deja entrever en los textos de Venta de Baños, localidad que floreció al abrigo del ferrocarril, o en Villamuriel de Cerrato, municipio donde se estableció la conocida factoría de automóviles de la marca Renault.

Una fuente muy destacada a lo largo de este itinerario que ha enlazado lugares tan distantes como Velilla del Río Carrión, Vertavillo o Belmonte de Campos es el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1845), que lleva la firma de Pascual Madoz. «Es uno de los más fiables. Fue capaz de crear una obra gigantesca y muy fidedigna», declara. Gracias a esta obra, Sanjuán recordó que el palacio del conde de Castrillo y Orgaz, ubicado en Castrillo de Don Juan, «localidad de sufrió la peculiaridad de cambiar de apellido siempre que cambiada de señor o tenente a lo largo de la historia», era una construcción de estilo gótico-mudéjar con foso circundante, que Meneses de Campos estaba poblado por 154 vecinos que con sus familias sumaban 800 personas repartidas en 160 casas o que la escuela de primeras letras de Villaviudas recibía a 80 alumnos y que estaba dotada con 2.000 reales. «Lo he utilizado mucho para la estadística de los pueblos», asevera.

Otra fuente habitual fue el Becerro de las Behetrías de Castilla (siglo XIV), documento al que recurrió para explicar que Autilla del Pino y Cobos de Cerrato, que aparecía como Cuevas de Riofrancos, eran lugares de behetría de Juan Rodríguez de Sandoval. A ambos textos se suman monografías elaboradas «por los propios palentinos sobre sus pueblos, algunas de ellas muy buenas, interesantes y escritas con el corazón» e información de internet.

Por otro lado, este segoviano asegura que «en Palencia siempre se ha sentido muy cómodo y bien alimentado». A la hora de la gastronomía recuerda los quesos cerrateños y el chateo por la capital. Pero no se queda a orillas del río Carrión. «En Baltanás, te subes al cerro de las bodegas, cierras los ojos y entre lo que piensas y los aromas, el resultado es grandioso. La sensación es muy bonita», manifiesta. Dueñas, Ampudia, Cervera de Pisuerga o Frómista son otros de los municipios que le han marcado a su paso por tierras palentinas. Asimismo, se detiene en el capítulo artístico de la provincia para explicar sus «grandiosos monasterios vinculados a familias de abolengo que, en algunos casos, aún aparecen en los libros de Historia». Respecto a las iglesias explica que «llegas al pueblo casi insignificante y te encuentras una catedral», aunque en algunos casos están ya un poco mal cuidadas y «tienes que ir buscando a la señora que tiene la llave porque ya no hay párroco», concluye.