Infante: "Vivimos un momento en el que el mundo cambia rápido"

César Ceinos
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Palentina del barrio de San Antonio y vinculada a la localidad de Paredes de Nava, atesora una amplia trayectoria en diversos medios de comunicación y desde hace tres años y medio es la máxima responsable del programa matinal de 'Antena 3'

Infante: "Vivimos un momento en el que el mundo cambia rápido" - Foto: Antena 3

La palentina Araceli Infante Castellanos lleva tres años y medio al frente del programa matinal Espejo Público, que se emite de lunes a viernes de 8,55 a 13,20 horas en Antena 3 presentado por Susanna Griso.

Originaria del barrio de San Antonio de Palencia y vinculada familiarmente a la localidad de Paredes de Nava, estudió en el colegio María de Molina y en el instituto Alonso Berruguete. Salió de la capital para estudiar Periodismo, que comenzó en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) y concluyó en la Complutense de Madrid (UCM) tras pasar un año viviendo en Londres para aprender inglés y como estudiante del programa de intercambio Erasmus en Lille (Francia).

Inició su vida profesional como becaria en las redacciones de Cadena Ser en Granada, Sevilla y Madrid y en 1997 entró como redactora de informativos en Telecinco, donde fue nombrada editora con 26 años. Además, participó en el inicio de La mirada crítica y trabajó en diversas ediciones del informativo de la cadena. Dejó el canal de Berlusconi y pasó a La Sexta, donde formó parte durante dos años del equipo de Más vale tarde y durante otros tres de las distintas ediciones de Noticias

Con este cambio, se estrenó en programas de actualidad. A continuación, dirigió varios espacios similares en diferentes canales, entre ellos Telemadrid. Por último, ya en su actual canal, trabajó en Antena 3 Noticias y elaboró programas especiales sobre el coronavirus antes de asumir el cargo que desempeña en estos momentos.

Espejo Público se emite todos los días en directo y tiene numerosas conexiones fuera del plató, muchos colaboradores y referencias constantes a la actualidad. Además, es de larga duración. ¿Cómo se dirige un programa de estas características? 
Es complicado y posiblemente sea uno de los puestos más complejos que hay en la producción de información en televisión, en el sentido de que necesitas mucha experiencia y constancia. No puedes desconectar en todo el día y eso llega a ser agotador. Todas las horas son pocas para estar pendiente de la actualidad y para encajarla dentro de la escaleta del programa. Trabajamos de manera piramidal y codo con codo con los editores que son las personas de confianza que ejecutan las decisiones de las reuniones en las que intentamos debatir sobre todos los temas importantes que llevamos para dar con el enfoque más honesto y cercano a la verdad. 

¿Cómo es su día a día?
Me levanto a las 4,45 de la mañana y lo primero que hago es mirar los periódicos para ver lo más reciente que ha ocurrido y decidir las novedades que hay que incluir en el programa. A las 6 de la mañana tenemos la primera reunión del día en la que hablamos de los últimos ajustes. Pero es verdad que hay días en los que tenemos que rehacer todo en directo en función de la actualidad. Es un programa muy exigente en todos los sentidos. Las dos primeras horas de Espejo Público son puramente informativas y en ellas  entrevistamos a expertos, políticos y ministros a diario. Eso requiere estar muy al tanto de la actualidad, pero a la vez tenemos que introducir cuestiones que sean interesantes para quien escucha. A partir de las 11 horas este año hemos reforzado la apuesta por el entretenimiento con colaboradores de otro perfil y más información de corazón. 

¿Qué diferencias tiene Espejo Público con un programa de tarde o de noche a la hora de prepararlo?
Que se empieza a preparar muchísimo antes, porque a las 9 de la mañana las piezas tienen que estar totalmente ajustadas y se acaba casi a la misma hora que el resto de las ediciones, porque la actualidad puede cambiar a las 9 o las 10 de la noche. Son muchas más horas.

Hace referencia a diversos cambios que se suceden durante la emisión del programa. ¿Cómo controla algo que no sabe que va a ocurrir?
El control es siempre relativo. Hay algo que nunca controlas y otras cosas que sí.  Hay que desarrollar cintura para leer e interpretar en directo todo lo que está ocurriendo y tranquilidad para tomar decisiones y trasmitirlas al equipo. Espejo Público es un programa muy coral en el que se consiguen cosas cuando todo el equipo rema a la vez en la misma dirección.

¿Qué hechos destacaría de los tres años y medio al frente del programa matinal de Antena 3?
Toda la cobertura del volcán de La Palma fue muy emocionante porque pudimos contar en directo el drama que suponía una erupción de este calibre.

La segunda noticia destacada, sobre todo por la logística del papeleo y por la dimensión del conflicto, ocurrió hace un año, cuando fuimos un equipo con Susanna Griso a Kiev con motivo del primer aniversario del inicio de la guerra de Ucrania. Era una fecha muy señalada para contar un drama que, además, está influyendo en nuestra vida en muchísimos aspectos. Fue la cobertura más dura de mi vida por la diferencia horaria, por la cantidad de reportajes que queríamos hacer y porque dormíamos poco y no comíamos casi nada debido a que los desplazamientos eran largos y con atascos. Además, se esperaba una ofensiva rusa el día del aniversario y recuerdo que la noche del 23 al 24 de febrero dormí con la sudadera puesta esperando que sonaran las alarmas para bajar a los refugios. Desde el punto de vista profesional fue un viaje muy gratificante porque sentí que estábamos en el lugar en el que teníamos que estar. Ese día teníamos a la CNN, la BBC y otros medios internacionales haciendo directos en los mismos lugares que nosotros. Eso sí, mis padres se enteraron de que me marchaba a las 7 de la tarde del día anterior. 

Por otro lado, hablo de una cuestión que también costó mucho conseguir y fue la entrevista a la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, que dio titulares que se rebotaron a nivel mundial. Pocas veces un invitado de un programa como el nuestro da titulares que se difundan en Estados Unidos, Europa y Asia casi a la vez. Da muy pocas entrevistas y, de vez en cuando, alguna rueda de prensa porque no tiene más remedio después de las reuniones del órgano europeo. Nosotros conseguimos que viniera al plató y que se le plantearan cuestiones que le interesan a la gente con conexiones desde la calle. Ella, en la distancia corta, es una mujer encantadora que también nos habló de los momentos más duros de su vida, como cuando perdió a su padre, siendo todavía adolescente. Necesitamos más de seis meses para la negociación de esta entrevista, pero mereció la pena.

Además, mis primeros dos años como directora fueron durante la pandemia, con la mitad del equipo teletrabajando y con bajas preocupantes de compañeros que cayeron enfermos.  Lo pasamos francamente mal, pero salimos adelante.

¿Cuánta gente hay detrás de Espejo Público?
Es un equipo sólido, pero escaso para las cuatro horas y media diarias de información. Ellos son lo mejor del programa porque son buenos profesionales y buenas personas, así que cualquier disgusto se pasa pronto.

¿Cuánto de información y cuánto de entretenimiento tiene que tener un programa matinal de un canal nacional?
Va cambiando dependiendo de etapas, de modas, de filosofías y, sobre todo, de la actualidad, que es la que lo marca todo. Por ejemplo, el formato estándar son dos horas de actualidad política y social. Este año se ha hecho una apuesta firme por el entretenimiento a partir de las 11 de la mañana con un formato distinto en el que también se cuentan historias muy interesantes pero con otros registros.

¿Hasta qué punto se está pendiente hoy de las audiencias en la televisión?
Cada día pasamos un examen y es una de las dificultades que creo que tenemos frente a otros medios de comunicación. Es muy duro porque sabemos lo que ha gustado y lo que no cada minuto del programa. Eso son cifras que hay que interpretar después y que a veces ayudan a elegir los temas. Dicho lo cual, en mi opinión la responsabilidad del periodista está en contar determinadas informaciones aunque pienses que no te van a dar réditos de audiencia. 

También ha dirigido informativos. ¿Qué diferencias tienen respecto a Espejo Público?
Es un registro totalmente distinto. Las noticias pueden ser iguales, pero en un programa de actualidad buscamos poder dar claves y tener contertulios o especialistas que cuentan lo que en una pieza de informativos clásica no tiene cabida. En un programa abordas historias o titulares que necesitan ser contextualizados o que tienen muchas aristas que no se ven a simple vista.

¿Con qué parte se queda de cada tipo de programa?
Todo me parece bonito, pero yo soy inquieta. Me gusta cambiar. El informativo exige mucha precisión y concisión porque está muy concentrado. Cada frase que se dice está muy medida. Mientras que el programa de actualidad da otro margen a la hora de explicar. Pero me gustan los dos formatos.

Tiene una amplia trayectoria en los medios de comunicación. ¿Le hubiera gustado estar más tiempo en alguno de los destinos?
Me hubiera gustado estar en muchos más sitios. Pero estoy contenta con lo que he hecho, con el tiempo que he estado y con la gente que he conocido. He trabajado con gente muy talentosa de la televisión y del periodismo en general. 
Todos me han permitido crecer y aprender. Y de todos me he llevado algo que construye la persona y profesional que soy hoy en día.

Uno de los lugares en los que ha estado es Lyon, donde trabajó en Euronews. ¿Qué recuerda de esta etapa en Francia?
Trabajé en Lyon siendo muy joven. Allí recibí mi primer sueldo. Me contrataban cada día porque eran colaboraciones. Recuerdo que eran jornadas muy duras y muy largas, de doce horas cada una. Pero las aguantaba bien porque tenía 23 años. Personalmente, recomiendo muchísimo vivir en un país extranjero, porque te hace mejor persona, más tolerante y mucho más consciente de quién eres y de todo lo bueno que tiene tu tierra. 
Nunca me he sentido tan palentina como en mi etapa en Lyon, donde fui muy feliz. ¡Imagino que la edad también ayudó mucho! Y también la ciudad, que es una auténtica preciosidad. Es muy bonita y está muy cuidada. Un lugar maravilloso para vivir, la verdad.

¿Ha cambiado mucho el periodismo y la forma de trabajar en televisión desde sus inicios?
Vivimos un momento en el que el mundo está cambiando rápidamente, también el periodismo. En primer lugar, muchas más cosas las hacen menos personas. Y en segundo, el ritmo de la televisión es trepidante. Se cuenta más en menos tiempo. 
La irrupción de medios digitales y de internet nos ha cambiado la vida.  Antes podíamos contrastar más las noticias que llegaban a los medios.

¿Y lo ha hecho a mejor o a peor?
Eso nunca se sabe. Creo que en algunos casos para mejor y en otros para peor. Ahora sabemos cosas que antes ni sospechábamos. Tenemos mucho más acceso a la información. Pero hay que tener mucho cuidado con las noticias falsas que circulan por la red. Son más numerosas de lo que parece.

En la actualidad trabaja con Susanna Griso y en el pasado lo hizo con gente de la talla de Hilario Pino, Pedro Piqueras, Matías Prats, Vicente Vallés o Mamen Mendizábal. ¿De quién se llevó mejor recuerdo?
Cada uno de ellos me ha aportado algo importante en mi vida. Son buenos profesionales y recuerdo con mucho cariño pequeños momentos compartidos con todos ellos en las muchas horas de trabajo de las redacciones.

¿Cuántos de estos periodistas conocen Palencia?
En todos los equipos en los que he estado siempre han sabido que era de Palencia. Yo soy muy de mi tierra. Todos han probado los dulces de mi pueblo y saben cuándo es San Antolín.

Ahora, por ejemplo, cada lunes me preguntan cómo va el Zunder Palencia porque les he explicado lo que para nosotros significa tener un equipo en la ACB y saben que estoy muy orgullosa de todo lo que están haciendo. Son unos guerreros que lo dan todo en cada partido, así que  cada victoria es una fiesta en control antes de empezar el programa. 

También se ha adentrado en el periodismo de viajes. ¿Por qué eligió ese mundo?
Me gusta mucho viajar. Me hice periodista, entre otras cosas, para conocer y entender el mundo en el que vivía, y para estar en los sitios en los que pasaban cosas. En mis vacaciones, cuando podía, empalmaba maletas y cuando tuve la oportunidad hice colaboraciones, lo que me permitió trabajar viajando, que no tiene nada que ver con viajar de vacaciones. Conocí mundo y sobre todo frecuenté gente de la que todavía me acuerdo. Lo más importante de los viajes es la gente que te llevas.
 
¿Qué buenos viajes se han quedado grabados en su memoria?
Recuerdo muchísimos que se han quedado en mi cabeza y también en mi corazón por los momentos vividos. Me gusta mucho Francia, país al que me escapo en cuanto puedo,  pero también Turquía, por su exotismo, a caballo entre dos culturas, y Japón, porque la magia de Oriente siempre es misteriosa. Por su diversidad también me encanta México. Europa es maravillosa y recuerdo con cariño los primeros lugares que conocí cuando era estudiante, como todas las ciudades flamencas belgas.

Asegura que siempre quiso ser periodista. ¿Después de 25 años sigues con la misma ilusión?
La misma, no. Pero mi vocación es el periodismo y estoy muy agradecida a la profesión. 
Los objetivos que tenía cuando era joven se han cumplido. Y aunque todavía me quedan muchas cosas por hacer, me considero una privilegiada.

Actualmente, ¿recomendaría a un joven estudiar periodismo?
La verdad es que no. El periodismo ha cambiado mucho. Si tuviera un hijo, intentaría que hiciera lo que quisiera, pero que fuera otra cosa, no periodista. A mí me ha ido bien y estoy contenta, pero es un oficio muy complicado, sacrificado y desagradecido.