'El turco en Italia', con Rossini

Ilia Galán
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El vivaz estilo del compositor burgués y revolucionario transalpino es evidente en este 'dramma buffo', donde la puesta en escena en el Real es una propuesta divertida con un elenco de actores y música que hacen revivir con alegría esta obra

'El turco en Italia', con Rossini - Foto: del Real fotografia

Turquía, gran país que reclamó la atención por las últimas elecciones y la continuidad en la deriva islamista de los últimos años, era mucho más relevante en siglos pasados, no solo antes de Lepanto, por la expansión del Imperio Otomano, sino por su impresión en la música, véase la célebre marcha de Lully o el texto de Mozart, El rapto en el serrallo, entre otros.

Cuando se estrenó en la ciudad italiana de Milán la obra de Rossini, en 1814, se repetía un tema y título que estaba de moda, y volvería a estarlo ya más tarde para apoyar la independencia de Grecia del dominio otomano, para lo que compondrá L'assedio di Corinto, en 1826, reelaborando materiales.

Rossini cultiva un género que entonces, hasta que las tramas románticas dominen la escena, era el más desarrollado y querido en Italia, el dramma buffo. Rossini es un divertido compositor burgués y a la vez revolucionario, bromista que introduce sus nuevas ideas musicales y liberales criticando la sociedad, como ilustrado devoto de la diosa Razón, notorio en su Guillermo Tell (cuya obertura se ha convertido en un tema universalmente conocido), La Cenicienta y tantos otros textos. La ópera lírica se centraba entonces en el aspecto literario del libreto; sin embargo, Rossini consiguió que destacase lo musical. Un año antes había compuesto La italiana en Argel, una cierta imagen inversa en el espejo. 

'El turco en Italia', con Rossini'El turco en Italia', con Rossini - Foto: del Real fotografiaProvocó El turco en Italia gritos enojados en el público creyendo que se les hacía un refrito de la anterior pieza, siendo, sin embargo, completamente nueva, aunque con su vivaz estilo muy reconocible. La influencia de Così fan tutte, de Mozart, es notable; no en vano le llamaban il Tedeschino (el Alemanito). Ya había compuesto 12 óperas, dos estrenadas también en el gran templo de La Scala: un joven de solo 22 años, ya reconocido por su genialidad como el compositor más popular del país transalpino, pese al fracaso también en 1814 de su Sigismondo. Viena le veneraría; allí mostraría a un Beethoven sordo la partitura El barbero de Sevilla, quien le recomendó no dejara de hacer óperas bufas. 

Dejó de componer casi totalmente a los 37 años. En Londres se enriqueció, en París trató con los principales representantes del Romanticismo, pintado por Josef Dannhauser mientras se abraza a Paganini y escucha a Liszt tocando el piano.

Un total de 10 funciones ahora en el Real de una ópera no tan representada como otras obras rossinianas, aunque pronto se divulgara en Londres; estrenada en 1818 en el Teatro de la Cruz en Madrid; en 1826 se escuchaba en Nueva York... El libreto de Felice Romani reelaboraba el de Mazzolà, ambientado en el moralmente relajado Nápoles del siglo XVIII: un matrimonio tedioso. Ella quiere disfrutar de amantes, coqueta y caprichosa. El marido, Geronio, débil y sin carácter, apenas consiente para no perderla, hasta que aparece Selim, el príncipe turco, seduciéndose mutuamente. En medio Zaida, antigua amada del príncipe, que va a querer reconquistarlo, y otro amante de Fiorilla, Narciso. El poeta Prosdocimo escribe estas escenas, como precedente de Pirandello (Seis personajes en busca de autor) o Unamuno, y busca inspirarse, románticamente, en la realidad.

'El turco en Italia', con Rossini'El turco en Italia', con RossiniEl turco propone al marido comprar a su mujer, con ese dinero podría aquel comprar tres. El marido italiano lo rechaza. Finalmente, para evitar la indecencia, vase el príncipe con su antigua enamorada y Fiorella pide perdón a su marido, que con cariño la acepta y renuevan su amor, pues los errores amorosos han de tomarse por poca cosa.

Nueva coproducción del Real con la Ópera de Lyon y el New National Theatre Tokyo, esperado estreno, con disfrute asegurado, que trajo a no pocos exministros y políticos al encuentro, el duque de Alburquerque, Ana Botella, Alberto Ruiz Gallardón, los duques de Huéscar, compitiendo en belleza y modelos Sofía Palazuelo y Carmen Lomana, entre otras estrellas del glamour.

La gran y esperada soprano, mundialmente celebrada en el Bel canto, Lisette Oropesa, no pudo cantar en el estreno y fue sustituida por Sarah Blanch, en el deslumbrante papel de Fiorilla, que realizó con una excelente teatralidad, mágica, en gestos y movimientos, pero también con su voz, pues sustituyendo a la prima donna ha mostrado que bien merecía ese papel en todos los sentidos. No se puede exigir siempre una interpretación genial, pero sí adecuada, y esta lo fue: aplausos abundantes y merecidos fueron. Misha Keria (el marido cornudo, don Geronio) estuvo espléndido tanto en la interpretación musical como gestual; también excelente gestualidad en el turco, Selim, interpretado por Álex Expósito (bajo-barítono); en lo vocal comenzó con dificultad que luego iría superando. El resto, correctos, como la dirección de Sagripanti, que ganó brío, en el segundo acto, con la Sinfónica de Madrid, permitiendo que destacaran el coro.

'El turco en Italia', con Rossini'El turco en Italia', con Rossini - Foto: del Real fotografiaLa superficial puesta en escena de Pelly, pretende hacer una de esas modernidades viejunas ya, convirtiendo el escenario en una fotonovela de los 50 que pronto se repite, entre casitas burguesas con jardín, aunque logra escenas memorables como cuando las dos rivales cantando se internan en las viñetas y, si bien suben y bajan marcos, lo mejor es el movimiento continuo en escena que le da cierta gracia, pese a la pobreza de ideas escenográficas, con gesticulación y gran expresividad en la variedad psicológica del papel de Fiorella, que fue interpretado con mucha soltura.

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'El turco en Italia', con Rossini - Foto: del Real fotografia

Todo el elenco de actores y la música hacen revivir con alegría esta divertidísima ópera.