«Nosotros siempre hemos dicho que estamos de acuerdo en todo lo que vaya a favor de la conciliación familiar, pero no cuando siempre lo tengan que pagar los empresarios». Así se expresa el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) Empresas de Palencia, José Ignacio Carrasco, al valorar la jornada laboral de 37,5 horas semanales, una propuesta que ha vuelto a la actualidad después de conocerse que el PSOE y Sumar la han incluido en su acuerdo de Gobierno de cara a una posible reelección del candidato socialista, Pedro Sánchez, como presidente del Ejecutivo.
Carrasco critica que esta medida, de llevarse a cabo, vaya a ser otra que corra por cuenta de los empresarios, como el aumento de jornadas de paternidad o el incremento de días para atender a familiares enfermos. «Ahora llegan y dicen que se reduce el tiempo y sin bajar los salarios», explica el máximo responsable provincial de la CEOE. «Cómo se entiende que alguien que tiene que servir 50 cafés al día vaya a hacerlo trabajando menos. La máquina da lo que da y, por lo tanto, tiene que estar esas horas delante. Si el trabajador no está, significa que no se va a realizar ese trabajo», asegura.
Por esta razón, adelanta que habrá consecuencias económicas negativas para los empresarios palentinos si se aprueba este plan, que se añadirán a las que están sufriendo en la actualidad. «Por el precio de la energía, las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI) o las reducciones de jornadas por el convenio colectivo, en muchos negocios están al límite, en la paridad de dinero ingresado por el trabajo efectuado y los gastos generales de la empresa, salarios e impuestos. Si no se puede reducir sueldos en función de las horas no trabajadas, no podrá hacerse cargo del negocio. Es imposible. Va a haber muchas empresas en Palencia que van a tener que cerrar y muchos empleados van a tener que irse al paro», añade el presidente de la CEOE palentina.
Según sus primeras estimaciones, la hipotética reducción del horario de los trabajadores provocará descensos en la facturación que podrían alcanzar hasta el 25% del total mensual, aunque matiza que dependerá de cada sector. «Los vehículos y las máquinas estarán parados más tiempo y no se les podrá sacar todo el rendimiento», manifiesta. En este punto, expone que habrá gente que estará a favor de la medida, pero que, como cliente, reclamará una respuesta rápida al empresario que, con la rebaja laboral, no podrá llevar a cabo.
Además, asegura que «sin recibir nada más a cambio, porque los gastos serán los mismos», las empresas no van a poder contratar a empleados adicionales que hagan el trabajo que se queda sin hacer por esta propuesta laboral. «No lo van a poder producir. Muchas empresas con lo que ingresan van justas para pagar todos los gastos y salarios. Y, por lo tanto, muchos empresarios se verán abocados al cierre sin tener la capacidad de reaccionar y ver si pueden tirar adelante unos días más. Están en un punto crítico y cualquier otro castigo supondrá un cierre automático», insiste Carrasco.
Explica que esta medida «se vende muy bien de cara a los trabajadores», pero vaticina que «habrá un pico de aumento de parados». Aun así, declara que es «asumible» por el Ejecutivo, que «está tomando decisiones mucho más radicales contra todos los ciudadanos».
En el caso de aplicarse la norma como acordaron Sánchez y la responsable de Sumar, Yolanda Díaz, se reduciría la jornada laboral semanal hasta las 38,5 horas en 2024 y, al año siguiente, hasta, las 37,5 horas, según recogió Europa Press. Por ello, el máximo responsable de la CEOE en Palencia considera que esta decisión «es una perspectiva para seguir obteniendo votos». «No han entrado a gobernar y ya están pensando en afianzar el gobierno para las siguientes elecciones», lamenta antes de explicar que quizá otros socios que tienen que votar a favor de la investidura no estén de acuerdo con esa medida.
Asimismo, Carrasco reprocha al PSOE y Sumar que quieran «meter la mano en el bolsillo de los empresarios, apropiándose de lo que es parte del Diálogo Social e impidiendo que se regulen estas cuestiones en las negociaciones de los convenios colectivos». «Habrá sectores en los que, automáticamente, podría quitarse media hora este año, otra al año que viene y demás o ir directamente a las 37,5 horas semanales. Pero haciéndolo como lo han hecho se castiga al empresario», expone antes de abogar por acuerdos entre empresarios y trabajadores. «Habrá empresas en las que en vez de rebajar media hora diaria se podrá decidir que se trabaja ocho horas al día y los viernes por la tarde se libra. En otros sitios, por ejemplo, como el comercio, les interesa cerrar el lunes por la mañana», declara. De hecho, recuerda que desde CEOE Empresas de Palencia están reclamando la apertura de los establecimientos comerciales los sábados por la tarde «para que la gente que viene a visitar la ciudad pueda hacer la compra». «Eso se tiene que regular mediante acuerdos de empresa y de los convenios», manifiesta.
Por último, bajo su punto de vista, si hubiera compensaciones para la empresa por las horas que se rebajen de jornada laboral, como una reducción en las cotizaciones a la Seguridad Social de la parte laboral, las cuentas serían más fáciles en el caso de dar luz verde a las 37,5 horas semanales. «Quizá con ese dinero consigo contratar a otra persona que haga el trabajo de la reducción de jornada de los cinco operarios, pero si tengo que pagar lo mismo es inviable», asevera.
En líneas generales, las declaraciones de Carrasco coinciden con lo expresado por CEOE, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) y la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) que, a través de un comunicado, aseguraron que «existe la posibilidad de explorar nuevas fórmulas de reparto entre tiempo de trabajo y tiempo de descanso u ocio, pero no como consecuencia de una imposición legal, sino mediante la negociación colectiva».
Además, llamaron a «respetar los pactos sociales», desde la Reforma Laboral hasta el V Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva firmado el 10 de mayo por un período de tres años. «Lo contrario es un atropello al papel constitucional de los agentes sociales», añadieron.
Por su parte, los sindicatos son mucho más optimistas que la patronal respecto a las consecuencias de que la jornada laboral se reduzca a 37,5 horas a la semana. «A falta de conocer en detalle el acuerdo, defendemos que es un primer paso hacia una reducción de la jornada laboral a 35 horas», asegura la secretaria provincial de CCOO, Elena Villamediana. A su juicio, se trata de una medida que favorecerá «a los trabajadores que carecen de un convenio colectivo ambicioso». Además, declara que la reducción «podrá tener un efecto arrastre sobre el conjunto de las jornadas pactadas en convenio colectivo».
SINDICATOS. Por otro lado, explica que la crítica de la CEOE «era de esperar, una vez más, porque cada vez que se anuncia un posible avance social parece que llega el fin del mundo y la destrucción más absoluta del tejido empresarial de este país». «Así sucedió con las últimas subidas del salario mínimo interprofesional e incluso con la reforma laboral que fue aprobada con el visto bueno de la CEOE. La realidad es que ni la subida del SMI, ni la reforma laboral han dinamitado la economía española. Ha sucedido todo lo contrario.
Los incrementos salarios han redundado directamente en el consumo interno y han permitido ofrecer un mejor sostén económico a los trabajadores y trabajadoras en un momento difícil por la crisis inflacionista y la reforma laboral ha dado más estabilidad a los ocupados y ocupadas de este país», expone la dirigente sindical antes de explicar que «nuestra apuesta es clara y hay que tender hacia la reducción y bajar de las 40 horas semanales que recoge el Estatuto de los Trabajadores», manifiesta Villamediana.
El secretario provincial de UGT asegura que la reducción de jornada laboral «es un punto absolutamente imprescindible» y cree «fundamental» que la reforma se lleve a cabo a través del Parlamento.«Se lleva planteando insistentemente en mesas de negociación, como en el último acuerdo de negociación colectiva, y ni siquiera lo han considerado», manifiesta.
Además, expone que esta medida, de aprobarse, beneficiaría a pequeñas y medianas empresas donde las fuerzas sindicales tienen un peso menor y acercaría a la jornada laboral que existe en otros países europeos. «Necesitamos una medida de estas características», concluye.