Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Una investidura dificultosa

26/08/2023

Aquellos que afirman que desean una legislatura estable y una gobernabilidad duradera son los mismos que anuncian que utilizarán todo el poder acumulado tanto en el Senado como en las comunidades autónomas para dificultar la acción de gobierno, si Pedro Sánchez logra ser investido como jefe del Ejecutivo. O sea, que al PP no le preocuparía tanto que la legislatura echara andar y hubiera estabilidad política como su interés partidista en que sea lo más breve posible, se vuelva a las urnas y dar una nueva oportunidad al líder popular, Alberto Núñez Feijóo, a ver si alcanza la mayoría necesaria para gobernar solo, lo que es muy difícil, o en compañía de Vox, como ocurre en distintas comunidades autónomas.

Aún es pronto para conocer cuál será el tenor de su discurso de investidura de Feijóo, pero tras recibir el apoyo de Vox habrá que observar que gestos dedica al partido de ultraderecha con el que necesariamente tiene que contar en el hipotético caso de que pueda formar gobierno, porque le garantizaría la estabilidad parlamentaria. Gestos como el del portavoz popular, Borja Sémper, cuando afirma que "nos parecería edificante que los dos grandes partidos superáramos nuestros legítimos intereses partidistas y nos pusiéramos de acuerdo en una agenda transformadora", son loables si, hasta cinco minutos antes, el PP no hubiera manifestado su interés por derogar el sanchismo en toda su extensión, como causa de los problemas económicos y territoriales del país.

El presidente del PP tiene ahora un mes para preparar lo que dirá en su sesión de investidura que no podrá ser muy distinto de lo que ha presentado durante la campaña electoral y de su programa con el que ha conseguido 137 escaños, que sumados a los de sus socios no le dan para ser elegido presidente del Gobierno. Propondrá pactos de Estado, pero si estos solo se compadecen con su programa electoral y pretende que se asuman sus propuestas sin ceder en la negociación, demostrará que son brindis al sol sin posibilidad de salir adelante, o puede quedar preso de sus palabras. Dónde sí encontrará al PSOE

es si decide desbloquear la renovación del CGPJ, en sintonía con lo que se ha cansado de repetir el comisario europeo de Justicia, Didier Reinders, -primero renovar y luego cambiar el procedimiento de elección del gobierno de los jueces- o en una reforma constitucional de mínimos que ya está informada por el Consejo de Estado.

Que un político dice lo que le interesa en cada momento sin importarle las contradicciones que derivan del "cambio de opinión" está en el abc de su profesión. Los ejemplos que proporciona Pedro Sánchez son numerosos y lo son más ahora a cuenta de la negociación de una amnistía de los condenados y encausados por el 'procés'; pero Feijóo ha dado muestras, en su relación con Vox, de que también es capaz de cambiar de opinión según le aprieta el partido de Abascal. Y habrá quién no salga de su asombro el día que vea en torno a la misma mesa a una delegación del PP y a otra de Junts, si la reunión llega a producirse, porque servirá de munición a sus adversarios que así se considerarán legitimados para hacer ellos lo mismo, y los dos con la excusa de que no se desbordarán los límites constitucionales.

Y una coda ante la sesión de investidura: es clamoroso el silencio de los diputados del PP que no salen a condenar cualquier invitación al transfuguismo, como han hecho algunos de los socialistas críticos a los que mira el PP.