No es tanto una exigencia, que en temas de salud no es posible marcar obligatoriedades, como una necesidad para un número significativo de habitantes de la provincia y para quienes estos meses de verano vuelven a sus pueblos o los visitan como turistas. A muchos de estos lugares no llega el médico o lo hace solo determinados días, con lo que conseguir una cita en Atención Primaria se vuelve harto complicado. Las plantillas no están cubiertas al cien por cien y facultativos y enfermeros cubren las vacaciones de sus compañeros, sin que se contraten refuerzos para esas sustituciones, con lo que quienes se quedan tienen que cubrir las necesidades de sus pacientes y de los que disfrutan del descanso. Ese problema también se vive en la capital, pero es más acusado en el medio rural, donde a las necesidades habituales se suma el incremento de población en verano.
Las plataformas sanitarias alertan de lo que está sucediendo en distintos puntos de la provincia y exigen una mejor planificación y unas contrataciones que eviten las limitaciones. Consultorios locales cerrados y centros de salud con plantillas bajo mínimos parecen marcar esa 'exigencia' de mantenerse sanos para no tener que pasar por el calvario de pedir cita y pasar a engrosar la lista de espera por falta de personal disponible. Tanto la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública de Palencia, como Pro-Hospital Zona Norte y Anhelo coinciden en destacar la precariedad y en exigir una mayor inversión en Atención Primaria, que empiece por cubrir las plantillas en su totalidad e incentive a los profesionales para que opten a ejercer en los pueblos, en vez de buscar ciudades, cuanto más grandes mejor, o marcharse al extranjero, donde encuentran mejores condiciones laborales y menor presión asistencial. Lamentan, asimismo, la cada vez mayor dilatación en el tiempo de las citas con los especialistas.
Una de las consecuencias es el colapso del servicio de Urgencias, que debería estar única y exclusivamente para los casos que de verdad constituyen una emergencia sanitaria para el paciente en cuestión, y no para ver desde catarros a afecciones leves de garganta o de estómago pasando por pequeñas lesiones producidas por una caída. Son muchos los que acuden para no esperar varios días a tener consulta con su médico de familia, que trabaja bajo presión intentando cubrir la demanda propia y la de quienes descansan.
Ha sido precisamente la falta de médicos y el cierre de consultorios locales lo que ha llevado a la Junta a habilitar un servicio de transporte -un taxi- para llevar a los vecinos de diez pueblos de La Valdavia a Saldaña tres días a la semana. No pasa de ser una solución temporal, que a plataformas y vecinos les parece insuficiente. El problema tiene raíces profundas y genera reivindicaciones, que en verano cobran mayor actualidad y fuerza y que, de no aplicar medidas que vayan más allá del cortoplacismo, volverá a darse en años sucesivos. Sobre todo en los pueblos de la España vaciada.