Todas las miradas van al cerdo en Las Candelas

César Ceinos
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El Concurso de Platos de Castilla y León, la gran novedad del día de Las Candelas, acaba con el triunfo del berciano Miguel Martínez

Aspecto de la plaza Mayor durante la jornada de ayer - Foto: Óscar Navarro

La plaza Mayor de la capital volvió a recordar aquellos años en los que era habitual que se celebrara la matanza del cerdo en prácticamente cada vivienda, especialmente en el medio rural. La cifra de estos sacrificios en domicilios particulares ha caído en picado, pero no son pocas las localidades de pequeño y gran tamaño donde se organiza una cita gastronómica que evoca el pasado.

En el día de Las Candelas fue el turno de Palencia. La celebración de este año llegó con una gran novedad, el primer Concurso de Platos del Cerdo de Castilla y León, que congregó a nueve cocineros que representaron a cada una de las provincias de la comunidad. Los participantes, desde las 10,30 horas, se pusieron manos a la obra para sorprender a los integrantes del jurado, que concedieron el primer premio al berciano Miguel Martínez Novo, del restaurante La Tronera de Villadepalos. En segundo lugar, terminó María Jesús Fresno, de bar Ceis de Morales del Vino (Zamora) y en el tercer puesto, el palentino Alberto Villegas del restaurante San Remo. La mención especial viajó hasta Soria gracias a José Antonio Antón, de La Chistera.

Además, como en buena fiesta de la matanza que se precie, no faltó la demostración de las labores tradicionales del cerdo, que congregó a un buen número de curiosos de todas las edades. El maestro de ceremonias fue Roberto Román, de Morcillas de Fuenteandrino, que explicó paso a paso todo el proceso. El animal, que llegó al centro de la capital sacrificado y prácticamente desangrado, fue pesado en una romana, dando como resultado 12 arrobas castellanas (aproximadamente unos 136 kilos). Posteriormente fue chamuscado y abierto el canal para extraer todas las vísceras. Tras el proceso de vaciado, fue colocado en vertical con la ayuda de una escalera (apoyada en una farola) y, por último, fue dividido en tajadas.

La fiesta gastronómica se completó con un reparto de 600 raciones de chichurro y otros tantos pinchos elaborados con productos porcinos por cocineros de la tierra. Como era de esperar, muchos asistentes quisieron probar estas viandas y la cola que se creó en torno al Ayuntamiento fue bastante larga. Además, hubo un segundo puesto de comida apta para personas celíacas, que pudieron degustar un chichurro sin gluten y un guiso de las mismas características.

En una jornada en la que el tiempo acompañó, se respiró un gran ambiente gracias al mercado tradicional que volvió a congregar a numerosos artesanos en la plaza Mayor (y que durará hasta el domingo 5) y a las actividades infantiles que tuvieron lugar en la plaza de San Francisco. Por último, la ruta gastronómica de tapas por 15 bares de la capital también se extenderá hasta el domingo.