Los diez lugares de Lucas Moreno: La música como guía

Myriam Esteban
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Este palentino hace hincapié en algunos tesoros históricos y arquitectónicos de la provincia

El músico Lucas Moreno frente a uno de sus sitios favoritos de la capital, la catedral. - Foto: DP

1. Tariego de Cerrato.  «Aunque no haya nacido allí, es el pueblo donde me he criado y donde actualmente vivo. Tengo claro que vaya donde vaya, siempre lo recordaré con mucho amor, al igual que a toda su gente que con tanto cariño me acogieron en su día y a muchos de los cuales los considero familia».

2. Guardo. «Es un pueblo al que he ido muchísimo estos últimos años. Sus vecinos, pero sobre todo su banda, me han acogido como a uno más y eso lo recordaré siempre».

3. La villa romana de La Olmeda.  «La primera vez que la visité fui con mis padres y yo era muy pequeño. Me dejó muy impactado y fascinado y, a día de hoy, esas sensaciones se siguen repitiendo cada vez que voy. Creo que esto se debe promover más entre las jóvenes generaciones ya que es destacable que haya una pieza de historia de tal magnitud en nuestra provincia».

4. La basílica de San Juan de Baños.  «Es un lugar precioso al que suelo ir andando desde mi pueblo, ya que no está muy lejos. Es uno de mis planes favoritos cuando quieres charlar con alguien y no sabes adónde ir. Es un paseo que recomiendo a todo el mundo. Es cierto que a veces se hace un poco largo, pero todo merece la pena cuando llegas a la basílica y ves la hermosura y paz que transmite».

5. La plaza de San Pablo. «Se podría decir que esta plaza me ha visto crecer, a mí y al resto de compañeros que hemos ido casi todas las tardes al conservatorio desde que tenemos 8 años. Siempre recordaré aquellas que lo único que querías hacer nada más acabar la clase, era salir a jugar un partido con tus amigos. O aquellas otras en las que llegabas temblando a las audiciones o a los exámenes finales. Pero también esas noches que íbamos después del concierto a cenar todos juntos».

6. El parque del Sotillo.  «Siempre me ha encantado la naturaleza. Me cuesta recordar una etapa de mi vida que no haya estado marcada por ella. Son innumerables las tardes que he pasado en el parque del Sotillo, ya fuese jugando a las cartas, paseando, hablando o simplemente contemplando mi alrededor. Además, me encanta que sea un espacio multiusos, ya que además de todas las actividades que se pueden realizar durante el año, se les suman citas destacables en el calendario palentino como el festival del Palencia Sonora o la feria medieval. Por otra parte, durante el verano, cuando no estoy en mi pueblo, me gusta frecuentar con algunos amigos las piscinas del Sotillo».

7. El Cristo del Otero.  «Al igual que la basílica de San Juan, el camino del Cristo se hace un poco largo, pero al llegar a la cima y ver toda Palencia, no puedes evitar quedar impactado por la belleza de nuestra ciudad. Subir hasta arriba es una dosis inmensa de relajación y paz interior. Contemplar los atardeceres desde lo más alto es un verdadero espectáculo que nunca me cansaré de ver».

8. La reserva de los ciervos.  «Cuando era un niño uno de mis planes favoritos era subir al monte el Viejo con mi familia y amigos a ver a los ciervos. Además, con la excusa de que ya estábamos allí, mi familia y yo hacíamos marchas por la zona. Estos siempre han sido momentos muy especiales para mí y que sin duda será imposible que borre de mi memoria, ya que, en parte, marcaron a la persona que soy hoy en día».

9. La plaza Mayor.  «Sobre todo en verano, una de las actividades que más realizo es ir por las tardes a la plaza Mayor a ver los conciertos de la Banda de Música de Palencia y el resto de espectáculos y conciertos que tienen lugar en este espacio. De hecho, muchos de ellos han sido el motivo de que haya decidido orientarme profesionalmente a la música. Siempre estaré agradecido con aquellos que valoran el trabajo del músico y que lo ponen en valor».

10. La catedral de Palencia y la calle Mayor.   «No podía poner por separado a estos dos lugares, ya que son piezas fundamentales de la historia palentina y que siempre me han llamado enormemente la atención. Caminar por la calle Mayor y ver las obras arquitectónicas que la bordean es una de las maravillas de nuestra ciudad, además de lo importante que ha sido, desde el punto de vista histórico. Sin embargo, siempre se deja un poco de lado cuando llegas a la catedral o la Bella Desconocida,  un término un tanto curioso que hasta que entras y la contemplas, no logras entender. Cuando llego a la bóveda central, siempre me entran escalofríos al pensar en la historia que hay detrás de esos preciosos y gigantescos muros, sabiendo que fue una de las más importantes de España y que musicalmente alberga un archivo muy completo, pero que desafortunadamente, hay mucha gente que desconoce».