Editorial

Conocer las diferentes adicciones para mantenerse lejos

DP
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Prevenir, ofrecer alternativas y trabajar con profesionales, algunas opciones

Si es cierta la máxima de que cuanto más y mejor se conoce el entorno vital, el patrimonio, sus manifestaciones culturales y a la gente que trabaja en su desarrollo, más se le quiere, aprecia y respeta, ha de ser cierto, también, que cuanto más información se tiene de las sustancias perniciosas, de las conductas adictivas y de las relaciones tóxicas, más fácil ha de ser alejarse de ellas y evitar, de esa forma, sus efectos indeseados. Claro que no siempre es así y ahí están adolescentes y jóvenes que se enganchan al tabaco, al alcohol, a la marihuana o a las pastillas en unos casos por moda, en otras porque las circunstancias sociales lo propician, la mayoría de las veces por imitación y por sentirse más integrados en el grupo. Y si ese consumo en personas que no se han terminado de formar puede tener consecuencias nefastas para su desarrollo y para su salud, baste añadir un punto más de preocupación, si se suma a otras adicciones como las del uso y abuso de los dispositivos móviles, de los videojuegos, de las páginas de pornografía, de las redes sociales o de los juegos de azar online. 

Por eso, no solo no hay que bajar la guardia, sino que es imprescindible aguzar los sentidos y trabajar incansablemente en la prevención que, por supuesto, incluye información veraz sobre cada una de las adicciones, sus efectos, sus riesgos y sus consecuencias, pero también sensibilización y concienciación. Y todo esto han de hacerlo las instituciones públicas, con la colaboración de entidades privadas, de colectivos del asociacionismo juvenil y de sectores muy próximos a algunos de los riesgos, caso de la hostelería y del ámbito de las videoconsolas y los dispositivos móviles. 

En el caso de Palencia, cabe citar el II Plan Provincial sobre Drogas de la Diputación y subrayar, además, que se extiende a todo el ámbito rural y que en el mismo han participado nueve mil adolescentes y jóvenes en los últimos cuatro años, a razón de unos 2.500 en cada ejercicio. Talleres sobre las llamadas adicciones sin sustancia en el ámbito educativo y deportivo, la edición de un libro de relatos de una treintena de mujeres de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados, campañas de distinta índole tanto en el campo preventivo como de lucha contra la violencia y las agresiones sexuales y las meramente informativas, celebración de los Días sin Tabaco y sin Alcohol o programas de ocio alternativo -también los acometen algunos ayuntamientos, como el de la capital- son acciones del plan. Se une el trabajo de los profesionales en la atención directa del problema y también los cursos para una dispensación responsable en bares y peñas. Vale todo, pero nunca es bastante. Hay que seguir insistiendo en ello.