Humanoide, el robot que cobra vida en Osorno

Rubén Abad
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Los trece alumnos de la Escuela de Robótica lo han construido este curso y han creado diseños en 3D, cuentacuentos y videojuegos

Humanoide, el robot que cobra vida en Osorno

Acercar la ciencia y fomentar un uso correcto de las nuevas tecnologías era el objetivo que se marcó en su día el ingeniero industrial Carlos Marín para sacar adelante la Escuela de Robótica de Osorno. Aquel sueño ahora convertido en realidad demostró no solo ser algo positivo para los más pequeños, sino una actividad absolutamente necesaria que despierta su mente y les ayuda a coquetear con la tecnología del futuro desde la más tierna infancia.

Ayer acabó una nueva edición de esta actividad extraescolar en la que participan 13 chavales del municipio osornense y la cercana localidad burgalesa de Melgar de Fernamental. Jóvenes que, gracias a los conocimientos adaptados a su edad que Marín comparte con ellos cada viernes, se han convertido en pequeños expertos en robótica.

Así, ayer presentaron a Humanoide-Osorno 2.0, creado desde cero en este taller que cumple cinco años con el objetivo de recuperar ficticiamente a Espacífico, el robot que estos enviaron el pasado año a Marte en un módulo espacial.

Humanoide, el robot que cobra vida en OsornoHumanoide, el robot que cobra vida en Osorno

Un humanoide que han fabricado siguiendo las pautas de la robótica: diseño mecánico, eléctrico y electrónico y de programación realizado en cartón y que interactúa con las personas de su entorno.
A este robot se suman un cuentacuentos con programación, obra de un niño de apenas cinco años de edad, creación de videojuegos en Scratch y diseños en tres dimensiones con los que aprenden desde cero a diseñar y a obtener unas referencias geoespaciales que les ayudan a expandir su mente y servirán para sus trabajos futuros.

Al mismo tiempo, reciben nociones básicas sobre aspectos trascendentales como la ciberseguridad, mediante la gestión de contraseñas personales y perfiles.

Por todo ello, para estos jóvenes la actividad resulta muy positiva, pues les brinda unos conocimientos que sabrán aprovechar cuando sumen unos cuantos años más. Y, lo más importante, lo hacen en el medio rural.