4 de cada 10 niños alérgicos pierden clase alguna vez al mes

SPC
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La Red Centinela Sanitaria de Castilla y León anima a las administraciones a considerar estos problemas y ayudar a las familias a minimizar su impacto

Grandes concentraciones de polen en las riberas del Tormes en Salamanca. - Foto: Ical

Las alergias son uno de los problemas sanitarios más extendidos entre la población con impactos de calado tanto sanitarios como sociales, en especial, en la población pediátrica. De hecho, se estima que un diez por ciento de los niños menores de 14 años de Castilla y León sufre cada año un episodio alérgico, más frecuentes en niños y en los que tienen entre cinco y 14 años. Son datos de la Red Centinela Sanitaria de Castilla y León (RCSCyL) que alerta de las repercusiones que tienen en su calidad de vida, en la de las familias y a nivel emocional, y que arrojan, también, que cuatro de cada diez niños, el 42,3 por ciento, faltó a clase algún día en el último mes, y casi el 21 por ciento de los progenitores a su trabajo.

La Red Centinela ha desarrollado a lo largo de su historia varias investigaciones relacionadas con las alergias en sus diferentes presentaciones, y en breve publicará un estudio centrado en la población pediátrica que ha servido para estudiar la frecuencia de estas manifestaciones, describir la estacionalidad, las posibles causas, los diagnósticos y los tratamientos instaurados y, como novedad, en medir cómo influye en la calidad de vida del paciente, en su familia y entorno.

Las primeras conclusiones apuntan que, a pesar de los problemas de salud –casi un 40% ha tenido que acudir a urgencias y un 15 por ciento por la noche–, la percepción de su calidad de vida es «bastante aceptable», de 88,5 puntos en una escala de cero a 100. La dimensión física obtiene una puntuación de 91, «no se ve afectada»; la social, tampoco, alcanza los 100, pero la emocional en el ámbito escolar cae hasta el 85, es la más baja, ya que consideran que hay actividades que no pueden hacer o que ven más complicadas, incluso que les impide participar en algunos juegos, por ejemplo en el caso de los niños asmáticos.

Lo explica a Ical el coordinador técnico de la Red Centinela Sanitaria, Tomás Vega, quien considera que las autoridades sanitarias y educativas deberían considerar estos problemas de salud y el absentismo escolar y laboral como algo importante, para minimizar los efectos en los niños, pero también en las familias, donde marca, por ejemplo, si los niños tienen que someterse a muchas pruebas o el hecho de haber tenido que acudir a urgencias.

El estudio, en el que han colaborado tanto pediatras como enfermeros de pediatría de varios centros de salud de Castilla y León, se ha desarrollado a lo largo de 2022, con una población de 928 niños que sufrió 1.043 episodios alérgicos, con 1.643 manifestaciones, las más habituales conjuntivitis o rinitis, con una incidencia anual superior al cinco por ciento. Las dermatitis atópicas y crisis de asma se movieron en la horquilla del 2 y 2,5%; las digestivas fueron muy bajas, de un 0,16, ya que las intolerancias no se consideran reacciones alérgicas; y hubo ocho casos de anafilaxias, que exigieron una intervención urgente.

También, indica que el 64 por ciento de los niños vivía en zonas urbanas o semiurbanas y más de la mitad, el 55,1, cerca de zonas con vegetación y gramíneas, y un 30,1 por ciento cerca del campo. El 14,4 por ciento residía en zonas con altos niveles de tráfico, industrializadas o con riesgo de contaminación atmosférica, y un 28,5 convivía con fumadores y otro 25,5 con animales.

Se detectó que la mayoría de los cuadros se dan en primavera, en los meses de marzo a mayo, la mayor parte ocasionada por pólenes, aunque hubo algunos picos en invierno, asociados a infecciones, y que los tratamientos a los que recurren los profesionales son antiestamínicos y corticoides no sistémicos, siempre dependiendo de la manifestación alérgica.