La cultura y el sector lastran la conciliación

diariopalentino.es
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Imposible. Algunos agentes sociales coinciden en que en sectores como el de servicios es imposible proponer una reducción de horarios

Hace ya varias semanas e incluso meses que se ha lanzado la idea sobre la idoneidad de cambiar el huso horario y adaptar la hora en la España peninsular y Baleares a la de otras regiones como las islas Canarias, Portugal o Gran Bretaña.

La idea sería la de volver al horario natural, ya que desde el punto de vista geográfico, hay una divergencia entre el horario actual y el que correspondería. El objetivo de esta iniciativa, según los políticos que la han propuesto, permitiría adaptar el país a sus necesidades reales y mejorar en problemas como el de la competitividad y la calidad de vida. Esta idea, defendida hace algunas semanas por el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y con anterioridad por PSOE y Ciudadanos sería un paso a dar que se completaría con otros que permitieran a España mejorar en la conciliación de la vida familiar y laboral, algo en lo que está muy por detrás de muchos países europeos.

Pero la pregunta es: ¿Realmente atrasando los relojes y recuperando el huso horario GMT se va a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos?

Para Luis González, secretario general de Comisiones Obreras en Palencia, el problema de adaptar el nuevo huso y asumir los horarios europeos «no es complicado pero requiere un cambio de mentalidad, sobre todo en los empresarios». De hecho, el planteamiento es fácil para Luis González, «se cerraría antes porque también se entraría antes a trabajar pero esto va a suponer un esfuerzo para las empresas porque parece que cuanto más tiempo esté abierto más beneficio produce».

Esta problemática se complica aún más en provincias como Palencia cuya economía se sustenta en un pilar fundamental como es el sector servicios.

Por ello, para González este cambio «va a costar». «Es cierto que es cambiar el chip y adaptar el huso horario puede ayudar, pero a corto plazo yo lo veo muy complicado», indica.

Sin embargo, el responsable de Comisiones Obreras sí ve acertado este cambio porque reconoce que hay un problema de productividad en España. «Trabajamos más y producimos menos porque las jornadas laborales, tal y como están impuestas, son eternas y menos productivas, algo que también sucede en la industria. Con la jornada partida dan dos o tres horas para la comida pero al final se está a disposición de la empresa todo el tiempo», explica y defiende además que está demostrado que las jornadas continuas son más productivas.

González cree que este tipo de propuestas deben estar también respaldadas por otras como la inversión en I+D+i «porque en este país faltan empresas punteras, seguimos produciendo con maquinaria de los años 40», algo que lastra la labor del trabajador.

A esto se añade que «en el sector servicios hay un empeño en hacer las jornadas tan largas que repercute en un agotamiento del trabajador», por ello González defiende «inversiones en empresas y jornadas reguladas para que el trabajador esté mejor y tenga un salario digno».

Recuerda que en el Polígono de Dueñas, la empresa Ediciones Simancas, ahora desaparecida, tenía un elevado índice de absentismo de su plantilla por la postura que debían adoptar sus trabajadores y optó por contratar a dos fisioterapeutas para corregir las dolencias de la plantilla y consiguió así reducir las bajas laborales de los empleados.

No es un caso excepcional, aunque sí en una provincia como Palencia. Algunas empresas, multinacionales sobre todo, defienden una buena condición física de sus trabajadores para el mejor desarrollo de su trabajo, por lo que cuentan con gimnasios y clases colectivas de las que pueden disfrutar sus trabajadores.

No obstante, para Luis González estas propuesta lanzadas por distintas formaciones políticas responden a medidas «electoralistas» y cree que los problemas del panorama laboral van más allá. «Ahora lo que nos preocupa son otras cosas, porque esta medida no va a generar más empleo», asegura. Por ello, aboga por «solucionar los problemas reales» y defiende la necesidad de cambiar un modelo productivo que se basa en el comercio y el turismo «y que el peso importante lo tenga el turismo».

Su homólogo en UGT, Julián Martínez, recuerda que el tema de la racionalización de los horarios en España ya lleva varios años debatiéndose y afirma que desde su organización «todas las medidas que permitan mejorar la conciliación de la vida familiar con la laboral las vamos a apoyar».

Julián Martínez cree que en España hay un problema en esta materia «y es que se está más pendiente de cumplir con el horario que con el trabajo y así no se mejora la productividad».

Sin embargo, las medidas de conciliación cree que no son aplicables en todos los trabajos. «Hay trabajos de oficina, de producción, laboratorios... que en menos tiempo o con otro tipo de jornada se podría cumplir los objetivos, pero hay sectores en los que es inviable», indica.

El secretario general de UGT en Palencia recuerda que unas correctas medidas de conciliación favorecerían la creación de empleo, pero en una tienda o un negocio pequeño -como son las empresas que conforman la mayor parte del tejido industrial de esta provincia- «es difícil».

Julián Martínez recuerda que se habla de medidas de conciliación, cuando hay una guerra abierta en el sector del comercio por la apertura de los fines de semana, algo a los que los pequeños comerciantes no pueden acceder porque «no tienen capacidad de contratar» y, si lo hacen, es precisamente a costa de la vida personal de los trabajadores en favor de la laboral.

El presidente de la CPOE, José Ignacio Carrasco, tiene una opinión muy similar a la de Julián Martínez y cree que esta propuesta no es aplicable en todos los sectores económicos.

En primer lugar, considera que los horarios que se emplean en España responden más «a un tema cultural» y, en segundo, afirma que no hay datos que corroboren un beneficio económico para las empresas y las familias «con un horario o con otro».

De cualquier manera, para el responsable de la patronal palentina «todos somos partidarios de conciliar nuestra vida familiar y laboral pero en el comercio o la hostelería, un sector con gran presencia en Palencia, no es posible».

Por tanto, Carrasco se pregunta qué pasa con esos trabajadores cuyo empleo no permite conciliar. «Queremos aplicarlo en todos los sectores pero no es posible», afirma, por lo que aboga por no entrar en ese debate «y cada empresa que adopte el horario que quiera en función del trabajo que desarrollen y la actividad que desempeñe».

El presidente de la CPOE aborda también el tema de los denominados teletrabajos y defiende aquellos casos en los que puedan aplicarse, siempre y cuando no creen conflicto en el trabajo ni agravios comparativos entre la propia plantilla». «No debe ser un reto de futuro», apostilla.

Por último, no cree que el huso horario vaya a modificar los hábitos de los españoles. «Los europeos no son como nosotros que nos gusta disfrutar y salir. Ellos están muy condicionados por la luz y, en definitiva, es lo que les marca el estilo de vida», concluye.

un horario distinto hasta 1940. España no siempre ha tenido el horario por el que se rige actualmente. Nada más iniciarse el siglo XX,  España adoptó el tiempo solar medio en el meridiano de Greenwich como referencia para su hora legal. Esto es +-0, debido a que  por su territorio cruza Greenwich -la referencia usada para calcular las diferencias horarias- tal y como recoge el artículo del astrónomo Pere Planesas, La hora oficial en España y sus cambios, publicado en el Anuario del Observatorio Astronómico de Madrid.

Fue en el año 1940 cuando se adelantan sesenta minutos la hora legal y comienza a emplearse un horario que no es el correspondiente por zona geográfica. La razón es meramente política y, tal y como recoge la Orden publicada en el Boletín Oficial del Estado se consideró que el 16 de marzo de 1940 se adelantara una hora «considerando la conveniencia de que el horario nacional marche de acuerdo con los de otros países europeos», lo que se traducía en situar a España en la órbita de sus aliados del Eje, Alemania e Italia.

Varios años antes entra en funcionamiento la hora de verano en España, el período del año durante el cual se adelanta la hora en sesenta minutos con respecto a la hora del resto del año. Se adoptó por primera vez en 1918, en el mes de abril y la razón aducida fue la escasez de carbón provocada por la Primera Guerra Mundial, que obligó a intensificar la producción y a reducir el consumo y, al mismo tiempo, armonizar el horario con el de los países vecinos.

Tras el período 1918-1949, en que se aplicó de manera discontinua , la hora de verano dejó de aplicarse en España entre 1950-1973. A partir de 1974 se reinstauró en muchos países europeos, entre ellos éste, como consecuencia de la crisis energética por el incremento de los precios del petróleo causado por el embargo iniciado en octubre de 1973 por algunos de los principales países productores.

No obstante, desde 1980 la hora de verano está regulada por directivas de la Unión Europea.

Pere Planesas recoge en su artículo que «en España ya se aplica una hora de adelanto durante todo el año, por lo que los beneficios de la hora de verano que tienen otros países, cuyo horario normal corresponde a su huso horario, ya han sido tenidos en cuenta» y afirma que «no está claro que el adelanto de una segunda hora, tal como ahora se realiza, tenga tantos beneficios de ahorro energético como se le adjudican». «En cambio, propicia que los horarios laborales y escolares en España sean más tardíos que en los demás países europeos», concluye.