Una sesión plenaria en el salón de casa en Villarmentero

Rubén Abad
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Pedro Burgos gana las elecciones locales en Villarmentero por el PP. Su esposa, Alia Merino lidera el grupo de la oposición (Cs)

Una sesión plenaria en el salón de casa en Villarmentero

Si ya es difícil ponerse de acuerdo en la intimidad del hogar con su pareja para las tareas más cotidianas, imagínense hacerlo también en el seno de una corporación municipal. Eso es lo que les ocurrirá durante los próximos cuatro años a Pedro Víctor Burgos y Alia Merino, que a partir del 17 de junio tendrán que debatir no solo sobre quién hace la cena o tira la basura, sino también sobre los presupuestos municipales o el programa de las fiestas patronales del pueblo.

Burgos es el alcalde desde hace ocho años en Villarmentero de Campos por el Partido Popular, donde el domingo volvió a ganar las elecciones junto a su compañero de partido  Saturnino Heredia. Merino es, desde ese mismo día, la líder de la oposición, al presentarse por Ciudadanos y conseguir una de las tres actas de concejal.

Una divertida pareja de 46 años obligados a entenderse dentro y fuera de casa y que de aquí a 2027 bien podrían celebrar las sesiones plenarias del Consistorio terracampino cómodamente en su salón.

Él ya es veterano, y ella se estrenaba en estas lides. Y es que, como ambos reconocen a Diario Palentino, «ser un matrimonio no quiere decir que, por obligación, tengamos que estar de acuerdo en todo». Además, de esta forma se ofrecen otras alternativas a los vecinos en un Ayuntamiento que llegó a figurar como el menos poblado de España con apenas nueve habitantes empadronados, si bien ahora el censo ha mejorado un poco y son 19, según los últimos datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística (INE).

«Es un pueblo muy pequeño y nadie quiere presentarse», reconoce ella, quien explica que el recuento de las papeletas del domingo fue cosa de «cinco minutos». Un recuento en el que cada uno de ellos estaba pendiente no solo de sus resultados, sino también de los del contrincante en las urnas. No obstante, lo hicieron con el convencimiento y la tranquilidad de que en los pueblos pequeños «se vota a la persona, no al partido» y de que todo queda en casa.

Y es que ser alcalde de un municipio pequeño no es nada fácil al carecer de personal y tener que afrontar el regidor cualquier contratiempo sin importar la hora o el día de la semana que se trate. «Son viajes, llamadas, discusiones, reuniones... que haces solo por el amor al pueblo», añade él. «Es el chico para todo», añade su mujer.

Ambos se toman con humor esta situación, al punto que Merino (la «Michelle Obama de  Villarmentero», bromea su marido) reconoce que los plenos serán ágiles, pues todo lo llevarán «hablado de casa y con los deberes hechos».