Procesión de las Cinco Llagas: presentes a los que sufren

DP
-

Cientos de fieles siguen la Vestición de cofrades en la plaza de San Francisco como antesala del desfile con Jesús Crucificado

Procesión de las Cinco Llagas: presentes a los que sufren - Foto: SARA MUNIOSGUREN

La imagen de Jesús Crucificado abandonó en la tarde-noche de este Lunes Santo la iglesia de San Francisco, sede de la Cofradía de Nuestro Padre Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa, para dirigir sus pasos, escoltado por la banda de Cornetas y Tambores Santísima Trinidad de Palencia, con la procesión de Las Cinco Llagas.

 Los representantes de todas las hermandades penitenciales de Palencia esperaron la llegada de la imagen de Jesús Crucificado en la plaza de San Francisco, donde tuvo lugar uno de los actos más curiosos de esta Semana Santa como es la Vestición. 

Representantes de cada una de las cofradías palentinas se fueron poniendo las distintas partes del hábito, es decir, la túnica, el cíngulo, el capirote, la capa y la medalla, mientras que el sacerdote encargado del acto litúrgico fue explicando a los numerosos congregados su significado espiritual. Una vez concluido este ritual, comenzó la procesión propiamente dicha de Las Cinco Llagas, con la imagen que se atribuye al imaginero Alejo de Vahía (siglo XV) y que tiene un especial dinamismo, puesto que esta talla es llevada a hombros en unas sencillas andas metálicas.

Procesión de las Cinco Llagas: presentes a los que sufrenProcesión de las Cinco Llagas: presentes a los que sufren - Foto: SARA MUNIOSGURENJesús Crucificado recorrió el centro de la capital para meditar sobre las Cinco Llagas y fue portado, también, además de por su cofradía titular, por miembros del resto de hermandades. Tal y como marca el itinerario de este año la meditación de la Primera Llaga tuvo lugar ante la talla de la Virgen de la Soledad antes de enfilar por la calle Martínez de Azcoitia, la calle Mayor para llegar a San Agustín, donde tuvo lugar la meditación correspondiente a la Segunda Llaga.

La tercera se concretó en la plaza de San Pablo, concretamente en la capilla de Jesús Nazareno, y hubo que esperar hasta llegar hasta Jesús Nazareno (en Santo Domingo de Guzmán) para meditar con la Cuarta Llaga. Por último, ya de vuelta a la plaza de San Francisco, tuvo lugar el rezo por la Quinta Llaga y la despedida.

DEVOCIÓN. La devoción a las Cinco Llagas, que concita la temática central de esta procesión, tiene su origen en los siglos doce y trece y fue iniciada por San Francisco de Asís quien, según la tradición, estando en éxtasis, recibió directamente del Crucificado estos estigmas en su propio cuerpo. Por lo demás, cientos de personas contemplaron en alguno de los puntos clave la procesión del Lunes Santo, que organiza la Cofradía de Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa. 

Según los expertos, esta es una procesión de carácter reflexivo, para rezar, para tener presente a los que sufren y aliviar su dolor. El mensaje clave es implorar por la paz, contra la codicia y el odio, que siembran destrucción y muerte. Un mensaje que en el mundo actual está dirigido, por desgracia, a situaciones de un buen número de naciones. Desde el punto de vista evangélico, las Cinco llagas de Jesucristo es una expresión devocional que hace referencia a las cinco heridas que recibió Jesús en su crucifixión. Estando vivo le fueron infligidas las perforaciones de ambas manos y pies practicadas por los clavos que lo asieron a la cruz; y una vez muerto y como modo de asegurarse de su fallecimiento, recibió una herida en el costado derecho, practicada con una lanza que le atravesó el tórax.  El culto a las llagas recuerda la dimensión humana de Cristo al mostrarlas como emblema de su sufrimiento. Vinculan a Jesús con el Antiguo Testamento, ya que lo presentan como el cordero llevado al matadero.